Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 27 de junio de 2025


Y el pescador iba cantando un cantar, en su vestido de piel, asombrado de la mucha luz, como si estuviese de fiesta en el aire un sol joven. El aire chispeaba. Se oían estallidos, como en el bosque nuevo cuando se abre una flor. De las lomas corría, brillante y pura, un agua nunca vista. Era que se estaban deshaciendo los hielos.

Las velas dieron un parchazo furioso en los palos, y alguna se rasgó; El Dragón, como asombrado, dió un bote terrible, se inclinó hasta hundir la proa en el agua, se tendió al viento y se lanzó a la carrera. ¡Hurra! ¡Hurra! gritamos todos, entusiasmados. ¡Callaos! dijo el capitán.

Sin duda el Marqués, asombrado al darse cuenta de lo que su amigo deseaba, había vacilado antes de apoyar su pretensión, y en todo caso había dejado a su hija libre de acogerla o refutarla; pero con igual certidumbre se podía pensar que la idea de confiar la joven a un corazón probado ya como el de aquel amigo, debía haberle sido grata.

Tendría cerca de sesenta años, la cara curtida, la expresión simpática, la nariz roja, que brillaba entre la barba, inculta, como una rosa entre el follaje. Hablamos largo rato, y yo quedé verdaderamente asombrado. Era un hombre de una fe tan absurda en mismo y en sus fuerzas, que se sentía capaz de emprenderlo todo.

Alicia sonrió ante este homenaje público. El pobre pianista, hiciese lo que hiciese, no comprometía. Gracias, Spadoni; cuente con mi gratitud. Vaya pensando lo que desea: una casa, un yate, tal vez un piano con teclas de brillantes... Miguel la escuchó asombrado. Hablaba de buena fe: parecía enloquecida por su fortuna. Pero el músico se alejó de ellos. Necesitaba estar solo.

Parecióle a don Quijote que oía la voz de Sancho Panza, de que quedó suspenso y asombrado, y, levantando la voz todo lo que pudo, dijo: ¿Quién está allá bajo? ¿Quién se queja?

Pero ¿cómo demonios pregunté verdaderamente asombrado de lo que me contaba mi tío , se puede segar en aquel precipicio, ni bajar al valle lo que en él se siegue, ni mucho menos subir allá para segarlo y recogerlo?

»En el salón inmediato aguardaba mi abuelo, que, en honor mío, había hecho aquella noche «la calaverada» de ir a admirarme «vestida de pecadora». Al verme aparecer, se quedó como asombrado. Pensé yo que se escandalizaba, y me cubrí el seno con el abanico. Me dijo a su modo muchas cosas, que tan pronto me sonaban a ponderaciones entusiásticas, como a lamentos de pesadumbre.

Pa abreviá: que el otomóvil se etuvo un poco más ayá, y yo di una galopá pa reunirme con er señó y ajustar las cuentas. Un hombre que pué meter la bala aonde quiere, lo para too en er camino. Gallardo escuchaba asombrado al Plumitas hablar de sus hazañas de carretera con una naturalidad profesional. A usté no tenía por qué detenerle. Usté no es de los ricos.

Y como a nada me cuesta dar gusto, me mostré asombrado. «Pero señora, ese hombre es Leonardo: el gran Leonardo de Vinci». Y mis palabras han tenido un éxito loco, pues cuando el doctor Zurita y otros argentinos socarrones se burlan del abate y dicen que es un vivo que va a Buenos Aires en busca de plata, las damas de su familia se indignan y me sacan a colación como argumento decisivo: «Es Leonardo, el que pintó La Cena: Leonardo de Vinci.

Palabra del Dia

irrascible

Otros Mirando