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Actualizado: 14 de julio de 2025
Uno de los mancebos más elegantes, que se había preparado en Madrid para cinco carreras especiales consecutivamente, sostenía la primacía de los maestros alemanes, asegurando que no había óperas como Roberto, Hugonotes y Profeta, ni música sinfónica que pudiera competir con la de Beethoven y Mozart.
Y fue a sentarse cerca de una de las infinitas señoritas de Ciudad. Ricardo permaneció algunos instantes clavado a la butaca sin mover siquiera un dedo. Después se levantó bruscamente y salió de la sala. Don Serapio, al fin, terminó de llorar ausencias de su dama, asegurando en una última fermata que, si tal estado de cosas se prolongaba, moriría sin remisión.
De noche arrojábase del lecho asegurando que las criaturas nadaban en sangre, degolladas por un asesino invisible. Si tosían, era que se ahogaban; si comían mal, era que les habían envenenado. Una mañana salió precipitadamente, con mantón y pañuelo a la cabeza, y se fue a los barrios del Sur buscando a Benina, con quien tenía que hablar.
Podríanse tomar tambien muchas tropas de indios moradores á las orillas de este rio, y los mas guapos de estas naciones, que se alistarian con la esperanza del pillage; de manera que seria muy facil el rendir la guarnicion importante de Valdivia, y allanaria el paso para reducir la de Valparaiso, fortaleza menor, asegurándo la posesion de estas dos plazas, la conquista del reyno fértil de Chile.
El joven tosió, metió los dedos de entrambas manos por el pelo, dejándolo más ahuecado y revuelto, se puso los lentes que traía colgados de un cordoncillo y dijo: Señores. La entonación firme y sosegada que dió a esta palabra, y la pausa larga que después hizo asegurando los lentes sobre la nariz y paseando una mirada de grande hombre por el concurso, impusieron silencio y respeto.
«Las monzones determinan y fijan con exactitud las alteraciones de la atmósfera, asegurando el tiempo propio de viajar ó navegar sin peligro por aquellos mares, así como el de los vaguios ó temporales, que tienen lugar siempre en los meses de Septiembre, Octubre y Noviembre; y las fuertes tormentas y tronadas en Abril, Mayo y Junio.
Juana salió a dar el recado, y volvió en seguida con una carta que puso en manos de doña Luz. Don Gregorio Salinas dijo Juana , me acaba de entregar esta carta, asegurando que será admitido en cuanto usía la lea. Dice que la carta es su credencial. Doña Luz, no bien tomó la carta y miró el sobrescrito, se quedó maravillada. Reconoció la letra de su padre.
Siempre había frecuentado su casa un amigo íntimo, un amigo favorito, al que trataba su mujer con gran confianza, asegurando que lo conocía de los tiempos en que era soltera y vivía con su noble familia. El marqués se había batido dos veces por su esposa, viéndola calumniada repentinamente por hombres que hasta poco antes frecuentaban sus salones.
Porque con este honorable gremio, Villaespesa ha sido un águila. Una vez empeñó una calavera, asegurando que volvería a sacarla, porque era un recuerdo de familia. Estos episodios pertenecen a la época heroica de mi generación literaria.
Pero al levantarle, recobró Frasquito, como quien resucita, el movimiento y la palabra, y asegurando no haber recibido golpe en la cabeza, que era lo más delicado, y palpándose en distintas partes del cráneo, les dijo: «Nada, nada, señores, tóquenme y no hallarán el más ligero chichón». De brazos y piernas, si al principio pareció haber salido con suerte, pues hueso roto seguramente no tenía, a poco de echar a andar cojeaba horrorosamente de la pierna izquierda, efecto, sin duda, del violento choque contra el suelo.
Palabra del Dia
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