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Actualizado: 28 de junio de 2025
Apenas visitaba las cuadras y pasaba mucho más tiempo en casa. La condesa le tenía secuestrado para todas sus excursiones y arreglos de jardín. Los niños también le retenían como un compañero que les servía en sus juegos. Las relaciones entre Pedro y la condesa habían experimentado asimismo algunos altibajos dignos de atención.
Había llegado el momento de dar fin a la eterna zarabanda, a la interminable clasificación, a los nuevos arreglos que tenían en perpetuo movimiento las obras artísticas, desorientando al público y haciéndole vagar de uno a otro salón como en un dédalo. Al primero que moviese de su sitio un cuadro o una estatua, un tiro en la cabeza: he dicho.
La chacha Victoria hacía estos arreglos y traspasos. Ya hemos hablado de la casaca y de la chupa encarnadas, que vinieron á ser memorables por el lance del bolero; pero mucho antes había heredado D. Fadrique una capa, que se hizo más famosa, y que había servido sucesivamente á D. Diego y á D. José. La capa era blanca, y cuando cayó en poder de D. Fadrique recibió el nombre de la capa-paloma.
Protestó, como siempre, al notar que el amante, incorporándose en la cama, buscaba el conmutador eléctrico. Nada de luz: ella gustaba de comenzar sus arreglos al fulgor de la chimenea. Más adelante podría encender. Y vagó por la habitación, buscando de mueble en mueble las piezas de ropa esparcidas al azar en la locura pasional del primer momento.
De vuelta, ya avanzada la tarde, a la calle de Raimundo Lulio, se ocuparon en disponer varias cosas para el día siguiente. Maximiliano había ido a invitar a algunos amigos, y doña Lupe salió también diciendo que volvería antes de anochecido. Quedose sola Fortunata, y se puso a hacer en su vestido de gro negro, que había de lucir en la ceremonia, ciertos arreglos de escasa importancia.
Debía sentir impaciencia por encontrarse con él. Media hora antes la había visto en el paseo mirando a todas partes, como si lo buscase. Ni siquiera había hecho sus arreglos matinales. Iba como si se hubiese vestido a toda prisa, y con la melena alborotada. Debe haber vuelto a su camarote para adecentarse un poco. Tiene hambre de verle.
Alguna vez, cuando su espíritu estaba sosegado, por las buenas esperanzas que daba el médico, solía encerrarse en la citada pieza para probarse la bata, el vestido, el sombrero... Sin poder resistir la tentación, dispuso con Emilia varios arreglos, alargando unas cosas, reformando completamente otras.
Alarmarse por una frase inspirada por la malignidad, le pareció puerilidad, y como sonase la campana para el almuerzo, se reunió a su familia en el comedor, sintiéndose completamente repuesta de su corta pero fuerte emoción. Hacia las cuatro, terminados los arreglos, las dos jóvenes bajaron al jardín y se instalaron en la terraza. Las dos se sentían incómodas.
Por fortuna, en su nueva comedia, titulada Solaces de un prisionero, ha demostrado el duque de Rivas, de la manera más brillante, que las comedias de Lope y de Calderón se prestan á arreglos á la moderna, y que el cultivo de estas plantas antiguas indígenas promete mejor cosecha que los miserables arbustos, que se importan en España del extranjero.
En lo que se refiere a todos los deberes y todas las prácticas de la vida, desde la conducta filial hasta los arreglos del traje de la tarde, la linda Nancy Lammeter, en la época en que cumplió los veintitrés años, poseía su código inimitable, y había formado cada uno de sus hábitos según ese código.
Palabra del Dia
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