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Actualizado: 28 de julio de 2025
¡Y yo que le tenía á usted por un amigo seguro!... ¡Mal sujeto! ¡Querer arrebatar á una mujer el apoyo de su esposo, dejándola sola!... Al hablar miraba fijamente los ojos del español, como si pretendiese contemplarse en ellos. Pero debió ver tales cosas en estas pupilas, que su voz se hizo más suave, y hasta acabó por fingir un mohín infantil de disgusto, amenazando al hombre con un dedo.
Habíase quedado estupefacto; latíale el corazón, temblábanle las rodillas, y revolvía aquellos papeles con el ansia temerosa, el gozoso terror, si así es posible sentirlo, del débil hombrecillo que se encontrara de repente entre las manos fabulosas riquezas de un gigante formidable que no ha de dejárselas arrebatar.
Asimismo me he dejado arrebatar al acordarme de ver en Buenos Aires aquel raciocinio general sobre si puede ó nó importar al Estado la costa patagónica, haciendo la descripcion de sus terrenos, aguas, temperamentos, frutas que produce y que puede producir, sin que la hayan visto ni pintada, ni entiendan su pintura: entre los cuales representan un gran papel aquellos que han estado aquí, ó en San José, sin que hayan visto que terrenos son estos; pues su inaplicacion, pereza, cobardia é ineptitud no les ha dado lugar á que se separen talvez cuatrocientos pasos de la orilla del agua ó habitacion: y estos tienen en toda asamblea voto decisivo, y como están unidos con su pereza y aborrecen el trabajo, son los mas empeñados en formar corrillos contra estos establecimientos.
Por desgracia, hay gran exceso de cuadros para el edificio, lo que hace que muchos estén como perdidos en oscuras y estrechas galerías ó corredores, donde no pueden ser apreciados por falta de luz, espacio y buena colocacion. Pero la inmensa coleccion privilegiada basta por sí para embelesar y arrebatar.
Otros buscaron en el cuerpo inerte la causa eterna del dolor humano, y con el bisturí sobre la herida arrebatar supieron de la muerte, vibrándolas en triunfo entre la mano, las palmas victoriosas de la Vida...!
El cura aragonés se había dejado arrebatar por otra devota millonaria, fatigado sin duda de las exageradas comodidades que le proporcionaba su penitente y de las observaciones astronómicas sobre los tejados de los Campos Elíseos. Ahora tenía alojado en su vivienda á un monseñor, obispo in pártibus, que canalizaba el dinero de la viuda hacia muchas obras pías de su invención.
Como quiera que fuese, las dos principales ciudades de Andalucía rivalizaban en la manera de obsequiarle y de granjearse su sonrisa, porque aunque los hereges vencidos le llamasen el demonio del mediodia, el poderoso clero de España le llamaba el piadoso y el prudente, y aunque la nacion se empobrecia, y se dejaba arrebatar los últimos restos de sus antiguos fueros y libertades, la aparente riqueza de las Américas la alucinaba, y las gloriosas hazañas de D. Juan de Austria, del duque de Alba, del de Parma y del de Saboya, entretenian su imaginacion aventurera.
Todo lo devoró Jacobo línea a línea, letra a letra, pasando por todas las emociones de la sorpresa: el pasmo, el rencor, la esperanza, el recelo; hundiéndose ambas manos en su crespa cabellera y apretándose el cráneo como para impedir que su atención se distrajese; oprimiendo algunos de aquellos papeles entre sus dedos temblorosos, como si quisiera indicar que eran suyos, que a él solo pertenecían, y nadie en el mundo se los había de arrebatar; a veces, deteníase un instante, cerraba los ojos y respiraba con fuerza, como si le faltase el aliento...
Y convencida de que la fortuna que favoreció á los primeros Torrebianca acabaría por acordarse de su hijo, se alimentaba parcamente, comiendo en una mesita de pino blanco, sobre el pavimento de mármol de aquellos salones donde nada quedaba que arrebatar. Conmovido por la lectura de la carta, el marqués murmuró varias veces la misma palabra: «Mamá... mamá.»
8 Está en las guaridas de las aldeas; en los escondrijos mata al inocente; sus ojos están acechando al pobre. 9 Acecha de encubierto, como el león desde su cama; acecha para arrebatar al pobre; arrebata al pobre trayéndolo en su red. 10 Se encoge, se agacha, y caen en sus fuerzas muchos desdichados. 11 Dice en su corazón: Dios está olvidado, ha encubierto su rostro; nunca lo vio.
Palabra del Dia
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