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Actualizado: 3 de mayo de 2025
Frecuentemente se ve llegar un insecto que hace esfuerzos ó que intenta subir sobre una hoja flotante, arrastrado también hacia el precipicio.
Aresti pasó más de una hora de botica en botica y de café en café, solicitado y arrastrado por muchos que le conocían, llamado allí donde guardaban un herido, esforzándose por curar de primera intención, con los medios que tenía á su alcance, á todos los infelices que en brazos de la muchedumbre iban después hacia el hospital.
Sí dijo con resolución ; yo estoy unida con toda mi alma a una conspiración..., yo trabajo con todas mis fuerzas por el triunfo de la causa de los buenos. ¡Bien sabe Dios que no me importa nada que gobiernen unos u otros ni me ha arrastrado a tal proceder ninguna consideración terrenal!
El ademán de llevarse las manos a la cintura en toda ocasión volvió a ser dominante en ella, y el hablar arrastrado, dejoso y prolongando ciertas vocales, reverdeció en su boca, como reverdece el idioma nativo en la de aquel que vuelve a la patria tras larga ausencia.
El desgraciado anciano, que fiaba en su sobrina hermosa la dicha de los breves días que le quedaban sobre la tierra, no acertaba a vivir sin ella ni un solo instante. Arrastrado más que no convencido por las furias de Muley, ya se arrepentía de haber dado por su culpa razón a María para creerse arrebatada de España.
¡Oh!, miserable condición de los hombres exclamó el ciego, arrastrado al absurdo por su delirante entendimiento . El don de la vista puede causar grandes extravíos... aparta a los hombres de la posesión de la verdad absoluta... y la verdad absoluta dice que tú eres hermosa, hermosa sin tacha ni sombra alguna de fealdad.
¡Niño! gritó D. Bernardo con voz estentórea. ¡Ven ahora mismo a sentarte a la mesa! El muchacho levantó la cabeza atemorizado y mirando a su padre que tenía los ojos clavados en él con terrible expresión de cólera, comenzó a caminar a regañadientes y como arrastrado hacia la mesa.
Pasó la noche mejor de lo que todos esperábamos, y amaneció el día siguiente sin una nube en el cielo ni una ráfaga de aire en la tierra; y cuando el sol traspuso los picachos del Este y saludó al valle con sus rayos que chisporroteaban sobre la nieve que no había deshecho la lluvia, mi pobre tío mandó que se abrieran de par en par los cuarterones de su alcoba, ya que no le era permitido hacer otro tanto con las puertas y ventanas para que entraran la luz y el aire en la abundancia que necesitaba él para salir a flote en aquella mar de angustias «que le ajogaba», por culpa del arrastrado mediquillo que parecía empeñado en matarle.
Si algún día su amistad con Ana Ozores llegaba al punto de poder él confesarse ante ella también y decirle cuál era su ambición, ella, que tenía el alma grande, de fijo le absolvería de los pecados cometidos. Los de su madre, aquellos a que le había arrastrado la codicia de su madre eran los que no tenían disculpa, los feos, los vergonzosos, los inconfesables».
Montaron en sus jamelgos, y al echar a andar vieron que de una casa próxima al puente de Iraeta salía un coche arrastrado por cuatro caballos. El coche comenzó a subir el camino de Cestona al trote. Este trozo de camino, desde Iraeta a Cestona, pasa entre dos montes y tiene en el fondo el río. De noche, sobre todo, el tal paraje es triste y siniestro.
Palabra del Dia
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