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Actualizado: 22 de mayo de 2025
Mas en cuanto aprendió bien los tópicos del periodismo, y tuvo a su disposición una buena cantidad de frases hechas, y sobre todo, en cuanto recibió un diccionario enciclopédico en quince tomos, que le costó no menos de dos mil reales, ¡aquello sí que fué cortar y rajar!
Lo aprendió de Alfonso XIII, y a Alfonso se lo enseñó Viñas, el conocido diplomático argentino... Es una moda que hemos sacado los argentinos. Algo habíamos de dar a la civilización. Y como el cake-walk es yanqui, el poncho general en la América española y el mate paraguayo... ¡Viva el truco! exclamé con colérica alegría. El rey ha muerto, ¡viva el rey! Sí, mi querido amigo.
Habia frecuentado las universidades de Lima y del Cuzco, donde aprendió lo bastante para descollar entre sus iguales. No contento con el cacicazgo, que era hereditario en su familia, solicitó ser reconocido como descendiente legítimo de los antiguos dinastas del Perú, y habia ya conseguido reasumir el título de Marques de Oropesa que habian llevado sus antecesores.
Algunas noches los dos ingenieros hablaban de su propia existencia. Watson tenía poco que contar. Educado en California, había empezado su vida profesional en las minas de plata de Méjico, donde aprendió el español, continuándola después en las del Perú. Finalmente había pasado á Buenos Aires, conociendo en esta ciudad á Robledo y asociándose á él para la empresa de Río Negro.
Quisiera que desde mañana dedicáseis un par de horas diarias á instruir en lo posible á mi nieta Constanza, que bien lo necesita y no gusta de estudios. No parece sino que aprendió á leer para devorar novelas sentimentales é inútiles ó trovas insulsas.
A su vista aprendió á escribir, y entre sus legajos pasó de la niñez á la juventud, y de esta á la vejez. Más de treinta años lleva manejando aquellas carpetas que jamás han estado empolvadas, merced al cuidado y cariño con que son tratadas. Para Andoy no hay más allá que su oficina, esta constituye su hogar, sus goces y sus distracciones.
Arcale, que sabía que el muchacho era listo y de genio vivo, le utilizó para recadista en el coche de Francia, y cuando aprendió a guiar, de recadista le ascendieron a cochero interino y al cabo de un año le pasaron a cochero en propiedad. Martín, a los diez y seis años, ganaba su vida y estaba en sus glorias.
Poca lana trajo miss Mary... Como no alcanzaba para las tres colchas pedidas por el hada madrina, Lita reclamó el doble más de lana de cada color... Su mamá le dijo que aprendiese primero a tejer lo que tenía delante, y comenzó a enseñarle... Con gran sorpresa de su mamá, en un momento aprendió Lita, toda ojos, los puntos del tejido.
Pues Leto, según me ha dicho, aprendió a pintar así... porque algo ya lo sabía él desde el Instituto, con un compañero de posada que tuvo en Madrid, y parece que era pintor de nota... Eso es. Se querían mucho los dos y aún se escriben de vez en cuando. El pintor está en Roma ahora. ¿De modo que ésta es la gran afición de Leto? preguntó Bermúdez.
Desarróllase la acción de La Regenta en la ciudad que bien podríamos llamar patria de su autor, aunque no nació en ella, pues en Vetusta tiene Clarín sus raíces atávicas y en Vetusta moran todos sus afectos, así los que están sepultados como los que risueños y alegres viven, brindando esperanzas; en Vetusta ha transcurrido la mayor parte de su existencia; allí se inició su vocación literaria; en aquella soledad melancólica y apacible aprendió lo mucho que sabe en cosas literarias y filosóficas: allí estuvieron sus maestros, allí están sus discípulos.
Palabra del Dia
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