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Actualizado: 14 de junio de 2025
El pobre es algo rudo: resabios de su pasado; pero es bueno y ama a Dios. Y el «santo» parecía sufrir al verse entre estas dos antipatías. No se engañaba el Indio converso al sospechar que su protector concedía algún apoyo a sus huéspedes.
Apoyó luego la cabeza en las rodillas, y así estuvo largo rato, fumando con los ojos fijos en el mar. Se adivinaba que iba á decir algo interesante, algo que arañaba el interior de su frente pugnando por salir. Al fin habló con lentitud, sin dejar de mirar al golfo. De vez en cuando se arrancaba de esta contemplación, para fijar los ojos en Ulises, midiendo el efecto de sus palabras.
Estaban en este momento en una preciosa calle de frondosos árboles, lejos de todas las miradas. Mauricio rodeó con el brazo el talle de su joven esposa y la atrajo hacia sí. Herminia, ruborizada, bajó sus hermosos párpados y con un movimiento de gracioso abandono, apoyó la cabeza en el hombro de Mauricio....
Tú me dejarás algún día dijo ella con su voz trágica de los grandes momentos . Un príncipe Lubimoff debe vivir en la corte, servir á su emperador, ser oficial de la Guardia; y yo necesito un compañero, un apoyo. Sir Edwin es la distinción personificada; pero no creas que olvido á tu padre. ¡Nunca!... ¡Héroe mío!
Pero de estos «señoritos góticos» como dicen en España, ¿qué apoyo puede esperar una mujer? Entre las niñas que asistían a la fiesta estaba Inés, hija de mi excelente amiga Clotilde, cuya situación económica es bastante precaria. Inés ha recibido una educación esmerada y es, además, muy inteligente y muy espiritual. Yo siento por ésta interesante y bella criatura hondo afecto.
Así es, que se iban a la estancia, a reponerse; lo que no le daba vergüenza confesar, porque no era ella la única... Si es la peste que tenemos encima apoyó misia Casilda, no sé nosotros lo que haremos, sin estancia dónde refugiarnos... pero felizmente, hasta ahora no nos podemos quejar.
Ella continuaba en la misma actitud; cerró los ojos como quien siente un pesado sueño, é inclinó la cabeza, buscando apoyo. Lázaro tuvo miedo; estuvo por llamar; la asió por un brazo, y dispuesto á hacerla retirar, le dijo: Vamos, señora, es muy tarde. Usted no se encuentra bien aquí. Vamos, ¿quiere usted que se llame á algún médico? No dijo ella, abriendo los ojos y mirándole con cierta ironía.
Un pobre hombre, de humilde posición, sin trato social y sin carrera alguna, de ilustración escasísima, pero de alma buena y sensible, movido de un noble sentimiento de humanidad, solo y sin apoyo, hízose al comenzar el siglo XVIII, el verdadero protector de la infancia desvalida, que á los poderosos ningún interés prestaba.
En apoyo de nuestra creencia, citaremos las palabras de Gonzalo Pizarro cuando, prisionero de Gasca, lo reconvino éste por su rebeldía e ingratitud para con el rey, que tanto había distinguido y honrado a don Francisco: La merced que su majestad hizo a mi hermano fué solamente el título y nombre de marqués, sin darle estado alguno, y si no díganme cuál es.
El cuarto voto de obediencia al Papa, peculiar de la Compañía, había hecho indispensable para el Vaticano el apoyo del jesuitismo. Hasta podía afirmarse que el ejército monástico de Íñigo de Loyola había salvado al pontificado en el trance, terrible para él, de la revolución luterana. Era la antigua fábula del hombre y el caballo, puesta de nuevo en acción.
Palabra del Dia
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