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Desde la Asumpcion hasta este pueblo, segun la cuenta de los astrónomos, hay 372 leguas: allí estuvimos veinte dias, y al fin de ellos llegó una carta de Lima, ciudad del reino del Perú en la cual vivia, y era virey ó presidente, el Licenciado de la Gasca, que es aquel por cuya órden fué degollado Gonzalo Pizarro con otros, nobles y plebeyos, y otros condenados á galeras.

Estudios literarios, por D. Pedro José Pidal. Historia del nuevo reino de Granada, por Juan de Castellanos, tomo II. Obras de Hartzenbusch. Estudios históricos, por D. Aureliano Fernández-Guerra. Novelas de Salas Barbadillo. Vida de D. Pedro la Gasca, por Calvete de la Estrella. JOYAS DE LA LITERATURA ESPA

En fin Gasca y el general se concertaron, quedando este muy contento con las dádivas que le envió: todo lo cual se hizo sin saberlo los soldados; que si lo penetráramos, le hubiéramos enviado al Perú atado de pies y manos. Envió despues el general cuatro soldados al Licenciado Gasca, que eran, el capitan Nuflo de Chaves, Agustin de Campos, Miguel de Rutia y Rui Garcia.

Es esta cosa allá tan conocida, Que el zapatero vil y el calcetero Se iguala con el noble caballero. Preguntó un caballero Trugillano, Llamado Luis de Chaves, ceceoso, A Hernando Pizarro, cuyo hermano Vencido fué de Gasca, el gran mañoso: Que si all

Conquistò los Chiquitos, que es frontera Del gran Mojo, Señor de la Laguna: Y entiendo que si mas adentro fuera, A cuestas nos sacára la coluna; Y Hércules segundo Chaves fuera, Y por mas le imitar, el sol y luna A cuestas sustentára, como al cielo El otro, por le dar á Atlas consuelo. Al fin salió al Perú, donde ha hallado Al licenciado Gasca el venturoso.

En ella mandaba, de órden del Rey, que pena de la vida, no pasase el general adelante, sino que esperase nuevas órdenes en el pueblo de los Guapás. Cuya detencion fué, porque temia Gasca que si entrásemos en el Perú, y se movia alguna sedicion contra él, nos juntaríamos con los secuaces de Pizarro que andaban huidos; como sin duda hubiera sucedido, si nos hubiésemos juntado.

En apoyo de nuestra creencia, citaremos las palabras de Gonzalo Pizarro cuando, prisionero de Gasca, lo reconvino éste por su rebeldía e ingratitud para con el rey, que tanto había distinguido y honrado a don Francisco: La merced que su majestad hizo a mi hermano fué solamente el título y nombre de marqués, sin darle estado alguno, y si no díganme cuál es.