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Actualizado: 12 de junio de 2025
Más de mil pechos jadeaban oprimidos por la emoción; el interés hacía respirar á todos con dificultad. Nadie apartaba sus ojos del tribuno, que parecía haber crecido repentinamente. Al fin, después de una larga pausa dramática, su voz resonó en el majestuoso silencio.
Esto es insoportable; esto es tan falso en filosofía como feo en literatura.» Así discurria Eugenio, y cerraba buenamente el libro, y apartaba de su mente aquellos tétricos recuerdos, entregándose de nuevo á la contemplacion de la bella naturaleza. Pasan las horas, suena la de comenzar sus tareas; y aquel dia parece el de las desgracias.
14 Y él le mandó que no lo dijese a nadie; mas ve, le dijo, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu limpieza, como mandó Moisés, para que les conste. 15 Pero tanto más se extendía su fama; y se juntaba grande multitud a oír y ser sanada por él de sus enfermedades. 16 Mas él se apartaba a los desiertos, y oraba.
Para remediar esta falta, usaba antiparras, que en el Brasil y en Portugal llaman cangalhas. Siempre las tenía prendidas en las orejas, y cuando no necesitaba de ellas para ver, se las apartaba de los ojos y se las levantaba apoyadas sobre la frente, lo cual no era nada bonito. Así es que Rafaela hizo que suprimiese las cangalhas y que, en lugar de ellas, gastase monóculo.
¡Imposible! contestó el Capitán, arrojándose fuera con el fusil en la mano. Horn y los tres jóvenes, muy alarmados, salieron también armados de sus fusiles. Los ladridos continuaban a intervalos regulares, pero sin acercarse. Es imposible que sean los papúes repitió el Capitán, que no apartaba la vista del bosque. ¿Por qué? le preguntó Cornelio. Porque nunca han tenido perros, ni aquí los hay.
Juan Bou iba ya pocas veces, porque la franqueza con que la ingrata demostraba su antipatía, era lento antídoto del veneno de la pasión de él, y así, o por dignidad o por enfriamiento, el buen hombre se retraía y apartaba de aquel gran peligro de su vida. «Calavera de un día decía para sí , vuelve a tu choza y no pierdas la chaveta.
Si tan buena es la impresión que en ti ha hecho repuso doña Manolita , creo que debes lisonjearte y estar muy contenta, porque él no apartaba un punto los ojos de ti y se conocía que te miraba y admiraba con entusiasmo. No te burles, Manuela. No me burlo. Tengo por cierto lo que te digo. Tu deseo de que yo haga conquistas y la buena opinión que de mí tienes te llevan a soñar con todo eso.
Al pensar en esto, se hizo más cruel su sufrimiento, y Ben-Tovit empezó a balancear furiosamente la cabeza y a lanzar gritos. Cuentan que curaba a los ciegos dijo su mujer, que no se apartaba de la barandilla ni dejaba de mirar abajo. Y tiró una piedrecita al sitio por donde pasaba Jesús, que avanzaba lentamente, medio muerto ya a latigazos.
La pluma, palpitando de emoción, vió los primeros encuentros, y no apartaba los ojos del que parecía ser rey del ejército por quien más tarde se decidió la victoria. El tal rey llevaba un casco de oro, armadura de bruñido acero, y oprimía los lomos de soberbio caballo tordo.
No parecía sufrir. Y es que, comparada con el tormento de los dos días anteriores, cuando la imagen de su esposa en camisa, acurrucada en un rincón, no se apartaba un instante de sus ojos, la emoción de ir a verse frente a su enemigo, era una felicidad relativa.
Palabra del Dia
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