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Actualizado: 16 de mayo de 2025


Por un amargo azar del destino cuando estoy a punto de dejar la vida es cuando encuentro los afectos que tan ardientemente he buscado; cuando encuentro a Blasillo, a Rosita y a usted... y a usted sobre todo que me haría creer hasta en la virtud... EL PUEBLO. ¡Muera el condenado! ¡El apóstata! ¡Ya tardan demasiado! EL VERDUGO. Señor gitano, el pueblo se impacienta.

No, si se arrima de esta banda, yo le diré cuántas son cinco. Y yo. Y yo. Así crecía la hostilidad y se amontonaban densas nubes sobre la cabeza de la apóstata, a quien por el color de su tez biliosa y de su lacio pelo, por lo sombrío y zaíno del mirar, llamaban Píntiga, nombre que dan en el país a cierta salamandra manchada de amarillo y negro.

Salió con las mismas insignias de condenado que los dos últimos, y habiéndosele leído su sentencia con méritos, fue relajado al brazo seglar para arder vivo en las llamas con confiscación de bienes por hereje, apóstata, judaizante, relapso, convicto, confeso y obstinadísimamente pertinaz. RELAJADOS EN ESTATUA Y EN sus huesos

Cuadró á todos la interpretación, pero singularmente al apóstata, á quien el remordimiento de la conciencia le decía lo mismo á su corazón con más eficacia; por lo cual, sin detenerse, fué con todos los infieles que allí había derechamente á San Rafael; éstos para alistarse en el número de los Cathecúmenos y aquél para enmendar y satisfacer con la penitencia su pecado, como lo hizo, viviendo de allí en adelante en temor de Dios y con honestidad ejemplar.

Ayudado, no obstante, por su yerno futuro, por el padre de su yerno, y más que nada por su casi inmortalidad y por su valor indomable, se abre camino por entre la muchedumbre furiosa, y salva á su hija, abandonando la patria y buscando refugio entre los persas. Así termina el tercer acto. Al empezar el cuarto, han pasado ya bastantes años. Juliano el apóstata está en el trono.

Isabel Pomar, viuda de Francisco Bonnin, negociante de oficio; natural y vecina de esta Ciudad, de edad de setenta y un años: reconciliada y presa segunda vez por judaizante relapsa; leyósele su sentencia con méritos y fue relajada al brazo seglar con confiscación de bienes por hereje, apóstata, judaizante, relapsa, convicta y confesa.

Ana Martí, viuda de Agustín Salvador Cortés, negociante; natural y vecina de esta Ciudad, de edad de cuarenta y nueve años: reconciliada y presa segunda vez por judaizante relapsa: leída su sentencia con méritos, fue relajada al brazo seglar, con confiscación de bienes, por hereje, apóstata, judaizante, relapsa, convicta, impenitente negativa.

Tan despreciable es a mis ojos el incrédulo que finge devoción, cuanto es infame el creyente que blasfema de lo que tiene por santo. No quise que la duda me arrastrase al cinismo. He aceptado la desdicha por no doblegarme al envilecimiento, y, huyendo de reconocerme perjuro, he parado en ser apóstata.

Francisca Forteza, viuda de Jerónimo Terongí, botiguero; natural y vecina de esta Ciudad, de edad de treinta y nueve años, reconciliada y presa segunda vez, por judaizante, relapsa: leída su sentencia con méritos, fue relajada al brazo seglar, con confiscación de bienes, por hereje, apóstata, judaizante, relapsa, convicta.

De día en día y de copa en copa avanzaba la impiedad en aquel espíritu; y llegó a creer que Jesucristo no era más que una constelación; disparate que había leído don Pompeyo en un libro viejo que compró en la feria. Guimarán tenía la impiedad fría del filósofo, Barinaga los rencores del sectario, la ira del apóstata.

Palabra del Dia

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