Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 29 de mayo de 2025


Al ponerse a tiro nuestro perseguidor, izó la bandera inglesa, y, sin más preámbulos, no soltó una andanada, que hizo caer sobre la cubierta de El Dragón una verdadera lluvia de pedazos de madera, de poleas y de cuerdas. Una de las velas se rajó en dos pedazos y cayó echa un montón de pingajos, con un trozo de astilla que dió en la cabeza a uno de nuestros hombres y lo dejó muerto.

No me hagas tan tonta... No de dónde ha sacado usted... Para que lo sepa de una vez: No tengo nada. Me daría si me viera en una necesidad. Me ha ofrecido... pero yo no he querido tomarlo. Iba doña Lupe a soltarle otra andanada. «Valiente turrón te ha caído, grandísima idiota.

Si esta guerra estallara viviendo alguno de mis hijos ó de mis nietos, deseo que donen al Estado una corbeta armada y equipada, con la condición de que se llame La Savage y la mande un bretón. A cada andanada que descargue sobre la costa de Inglaterra, mis huesos se estremecerán de contento en su tumba. Ricardo Savage, conocido por Laroque

Veíanse como á distancia de tres millas dos navios que combatían, y los traxo el viento tan cerca del navío francés á uno y á otro, que tuviéron el gusto de mirar el combate muy á su sabor. Al cabo uno de los navios descargó una andanada con tanto tino y acierto, y tan á flor de agua, que echó á pique á su contrario.

El Victory atacó primero al Redoutable francés, y rechazado por este, vino a quedar frente a nuestro costado por barlovento. El momento terrible había llegado: cien voces dijeron ¡fuego!, repitiendo como un eco infernal la del comandante, y la andanada lanzó cincuenta proyectiles sobre el navío inglés. Por un instante el humo me quitó la vista del enemigo.

Abríle con curiosidad, y vi que, en efecto, era un sainete, cuyo argumento se reducía á poner de relieve algunas escenas muy parecidas á las que acabo de referir, presenciadas por dos forasteros, asaz pulcros y timoratos, que de vez en cuando salen de entre bastidores, donde están ocultos, á lanzar al público una andanada de muy saludables, pero muy pedantescas observaciones, contra la profana costumbre de las Buenas Glorias.

El combate empezó al poco rato; nuestra fragata recibió la primera andanada por babor; se le contestó al saludo, y cañonazo va, cañonazo viene... lo cierto del caso es que no metimos en un puño a aquellos herejes por mor de que el demonio fue y pegó fuego a la Santa Bárbara de la Mercedes, que se voló en un suspiro, ¡y todos con este suceso, nos afligimos tanto, sintiéndonos tan apocados...!, no por falta de valor, sino por aquello que dicen... en la moral... pues... denque el mismo momento nos vimos perdidos.

En un minuto la tripulación se levantó... cada uno a su puesto... ¡Qué batahola, señora Doña Francisca! Me alegrara de que usted lo hubiera visto para que supiera cómo son estas cosas. Todos jurábamos como demonios y pedíamos a Dios que nos pusiera un cañón en cada dedo para contestar al ataque. Ezguerra subió al alcázar y mandó disparar la andanada de estribor... ¡zapataplús!

Esto, aunque dicho muy quedamente, fue oído de Izquierdo, que rompiendo a reír, soltó esta andanada: «¡Pues no dice este judío Dio que hoy mata él!... ¿En qué plaza, camaraíta?».

Los doce cañones de estribor les vomitaron en la cara una granizada de piastras, con un estruendo espantoso. ¡Hurra! gritaron los piratas. Cuando el espeso humo se hubo disipado y se pudo apreciar el efecto de aquella andanada, no se vio ya a ningún inglés, a ninguno... Todos habían caído al mar o sobre el puente de la corbeta, todos estaban muertos o espantosamente mutilados.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando