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Actualizado: 23 de mayo de 2025
Se habría podido creer que había muerto o bien que se había fugado. Una inquietud me asaltó, me puse de rodillas delante del ojo de la llave, y rogué, supliqué, hasta amenacé con llamar a nuestros padres si ella persistía en no dar signos de vida. Entonces se decidió a contestarme.
He querido sólo decir, señores jurados, que la señora Karaulova no renunciará a sus convicciones aunque se le amenace con hacerla quemar en una hoguera y con todos los horrores de la Inquisición, lo que, por fortuna, es imposible en nuestra época. En la persona de la señora Karaulova vemos, señores jurados, algo así como el reverso de la mártir cristiana.
En ese momento Fernanda, excitada también, se ponía de pie, pronta para entrar en la escena que se preparaba. No dije a Blanca en voz baja, siempre que usted no me amenace. Julio dijo Fernanda, por Dios, déjenos...
Si yo soy un mozo tan terrible como acabas de decir, haces mal en provocarme, pues debes estar segura de antemano de que te obligaré ó te aniquilaré... Ambos se miraron esta vez descaradamente como dos adversarios que miden sus fuerzas. Pero Lea bajó los ojos la primera y, bien por cálculo, bien por verdadera sumisión, respondió: No me amenace usted.
Insubordínese usted, y sonará un pito en el puente que hará surgir por una escotilla, como diablos de teatro, cuatro rubios forzudos, con anclas azules tatuadas en los bíceps, que le llevarán a dormir en la barra... Que un peligro amenace la estabilidad de nuestro pequeño Estado, y el Poder Ejecutivo lanzará una circular eléctrica a las otras potencias que navegan invisibles, reclamando su pronta intervención.
Pero una mentira nunca es buena, aun cuando la muerte nos amenace, ¿No adivinas lo que voy á decir?... Ese anciano, ese médico, ese á quien llaman Rogerio Chillingworth... ¡fué mi marido!
Ea, niña dijo la gitana vieja , no hables más; que has hablado mucho, y sabes más de lo que yo te he enseñado; no te asotiles tanto, que te despuntarás; habla de aquello que tus años permiten, y no te metas en altanerías; que no hay ninguna que no amenace caída. ¡El diablo tienen estas gitanas en el cuerpo! dijo a esta sazón el Tiniente.
Qué es esto? qué tardais? á dó sois idos? Cómo mi mandado al punto no se hace? No os curais de amenazas, descreidos? Pues no espereis que mas os amenace: Esta agua negra del Estigio lago Dará á vuestra tardanza presto el pago.
Me dijo que sólo había ideado aquel viaje con el objeto de marcharse conmigo, que podríamos ir al extranjero y vivir como marido y mujer... una serie de cosas escandalosas que me dejaron yerta. Tuve fuerzas, sin embargo, para responderle. Lo hice con tal energía, porque estaba como loca, que le asusté. Le amenacé con gritar si no se marchaba inmediatamente... Obedeció.
Si eres tan animoso, ¿por qué no te vas a Cuba o a Filipinas a espantar y a vencer a los rebeldes en vez de espantar al pacífico vecindario que yo gobierno ahora? Yo, maestro, me hallo bien en este lugar, y maldita la gana que tengo de ir a Cuba o a Filipinas. Con que así no me amenace usted, que ya procuraré enmendarme.
Palabra del Dia
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