Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 17 de julio de 2025


Permaneció de pie, hasta que el criado hubo salido, y luego con solemne ademán preguntó a su amigo: ¿Vengo en mejor ocasión que anteayer? ¿Estás hoy dispuesto a concederme una audiencia? Amigo Felipe contestó Amaury, no me guardes rencor por esta pequeña dilación; harías muy mal en ello, pues ya pudiste advertir el otro día que no estaba yo para escuchar confidencias.

Una hora hace que te aguardo. Ya lo habría dejado para mejor ocasión si no fuese porque tengo que pedirte un gran favor, contando con tu amistad. Ya sabes, Felipe respondió Amaury, que te considero como mi mejor amigo. Así, no habrás de enojarte por lo que ahora te diré. ¿Tienes que pagar una deuda de juego o batirte en duelo?

Antes de proseguir, el doctor pareció titubear, consultando a su hija con la mirada. ¿Y qué?... preguntó Magdalena, mientras su novio bajaba la cabeza. Amaury seguirá su viaje hasta Nápoles. ¿Cómo es eso? ¿Nos deja? exclamó Magdalena. No, hija mía, porque eso no es dejarnos repuso el doctor, con viveza.

Pero, querido tutor dijo Amaury con acento conmovido, creía yo que la costumbre de verme a su lado y de llamarme hijo le había hecho ya considerarme como individuo de su familia, o por lo menos como digno de ingresar en ella. ¿Me habrá cabido la desgracia de ofenderle involuntariamente? ¿Me condena a alejarme de aquí por haberme retirado su estimación?

Oyose de pronto un leve ruido. Magdalena alzó la cabeza. Amaury se volvió y vieron al señor de Avrigny que les miraba de hito en hito con manifiesta severidad. ¡Mi padre! exclamó Magdalena echándose hacia atrás. ¡Mi querido tutor! dijo Amaury levantándose para saludarle y sin poder disimular su turbación.

Ahora que podemos hablar con entera franqueza, puesto que estamos solos dijo el conde a Felipe, le diré a usted que Amaury tenía razón al juzgar su conducta como comprometedora para Antoñita. Tan cierto es esto, que con otra, aventura como ésta, difícilmente lograría casarse, aun contando con una belleza y una fortuna como las que ella posee. Señor conde contestó Felipe.

Magdalena lanzó un grito de alegría y Amaury cayó de hinojos. Mas de pronto levantose porque acababa de ver que Magdalena vacilaba y estaba a punto de desplomarse. El señor de Avrigny se apresuró a acercar una butaca en la que Magdalena se dejó caer más bien que se sentó, porque, en efecto, sentíase desfallecer por momentos.

Pero la joven estaba a la sazón en el jardín, adonde había bajado, dejando sola a Antoñita, y ante ésta, se encontró Amaury cuando entró en la vasta pieza.

Efectivamente, cuando el fiel José pronunciaba estas palabras, entró Felipe, encendido y jadeante: saludó al doctor y a su sobrina y estrechó la mano a Amaury. José se retiró discretamente. ¡Ah! ¿Estás aquí, amigo Amaury? dijo Felipe. Me alegro mucho; así podrás decirle luego al conde de Mengis cómo sabe Felipe Auvray reparar los desaciertos que le hace cometer su torpeza.

Pero, ¿qué sucede? preguntó temblando Antoñita. Sucede que Amaury te ama y que amas a Amaury. Los dos lanzaron un grito de sorpresa, y quisieron levantarse. ¡Tío mío! dijo Antoñita. ¡Señor! exclamó el joven.

Palabra del Dia

malignas

Otros Mirando