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Actualizado: 8 de junio de 2025
No hay otro mandamiento mayor que éstos. 32 Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él; 33 y que amarle de todo corazón, y de todo entendimiento, y de toda el alma, y de todas las fuerzas; y amar al prójimo como a sí mismo, más es que todos los holocaustos y sacrificios.
» Hable usted, tío. » ¿Conoces a Julio Raymond? » ¿Quién? ¿Ese joven que es procurador de usted? » Sí, el mismo. ¿Qué te parece? » Me parece muy simpático... aun cuando procurador. » ¡Vaya! déjate de bromas. ¿Te repugnaría ese joven? » Para que a una mujer le cause repugnancia un hombre, tiene que amar a otro, y como yo no me encuentro en ese caso, todos me son igualmente indiferentes.
El Océano es el único maestro que en la vida enseña á amar y á perdonar! La María Rosario navegaba por el Pacífico con una marcha de ocho nudos, cuando de pronto en la noche del día primero de Agosto fué aflojando el viento, cesando á las pocas horas por completo.
Tengo la confianza del señor Aubry hasta el punto de que me trata como a un hijo; tengo una amplia libertad para hablar con María Teresa veinte veces al día ¿y me aprovecharía yo de estas circunstancias para ir a turbar la paz de su hija, procurando hacerme amar? ¡No, mil veces no!
Sí contestó la joven ; le he buscado... porque creía amar á un hombre... desconfiaba de él... necesitaba un bebedizo... pero yo soy cristiana, señor, yo creo en Dios, yo le adoro exclamó llorando la Dorotea. Os he asegurado que nada tenéis que temer dijo el padre Aliaga ; pero es necesario que cambiéis de vida; que dejéis el teatro, y no sólo el teatro, sino el mundo.
Por primera vez pensó con horror en la manera cómo había llegado a ser el esposo de Germana; tuvo vergüenza de la venta, se dijo que un beso obtenido por sorpresa sería algo como un crimen, y se prohibió a sí mismo amar a su mujer hasta el día en que estuviese seguro de ser amado por ella. Los huéspedes de la villa Dandolo no vivían en una soledad tan absoluta como se pudiera suponer.
Por el contrario, érale forzoso amar a todos, al amigo y al enemigo, y así como los abrojos se trocaban en flores bajo la mano milagrosa de una mártir cristiana, la Nela veía que sus celos y su despecho se convertían graciosamente en admiración y gratitud.
Mi querida tía, mucho me habían encargado no dejar á usted sospechar nada.... Pero ahora que todo está arreglado, ¿no es verdad? el secreto no tiene objeto.... Mauricio no ha estado nunca enfadado con su tutor. Temía que usted no le acogiera bien si aparecía en buen acuerdo con un hombre á quien usted tiene tantas razones para no amar, y, entonces, para destruir sus prevenciones....
Fingíase, por último, a doña Beatriz casada con un hombre joven, hermoso y brillante, con un hombre a quien ella pudiese amar y amase con toda la energía del alma juvenil; y entonces imaginaba don Braulio coloquios, éxtasis, arrobos, ternuras inefables, deleites infinitos, glorias divinas de amor, ocultas aún en el fondo del alma de doña Beatriz; todo un cielo de bienaventuranza allí sumido, y que él no había jamás hecho surgir y aparecer con sus débiles conjuros.
10 Lo que le toca al valor y Príncipe de Orange, del Dr. Mira de Mescua. 11 Amor de razón vencido, de un ingenio de esta corte. 12 El azote de su patria, de D. Agustín Moreto. 1 El defensor de su agravio, de D. Agustín Moreto. 2 La conquista de Orán, de Luis Vélez de Guevara. 3 No hay amar como fingir, del maestro León. 4 En Madrid y en una casa, de D. Francisco de Rojas.
Palabra del Dia
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