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Actualizado: 15 de junio de 2025


42 Con todo eso, aun de los príncipes, muchos creyeron en él; mas por causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser echados de la sinagoga. 43 Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios. 44 Mas Jesús clamó y dijo: El que cree en , no cree en , sino en el que me envió; 45 y el que me ve, ve al que me envió.

Todo lo cual oido por los señores, se levantaron en pié, y uno á uno fueron á él y le dieron grandes gracias, y mostraron que rescibian en gran merced ellos el hecho del tal desistirse de la tal dignidad y darla á su hijo Inca Yupanqui, que ellos tanto amaban é querian por Señor; y esto hecho, se tornaron á sentar.

Visitó el bosque de tilos donde por primera vez se dijeron que se amaban y los recuerdos de este primer amor le parecieron llenos de encantos, pero desnudos de toda doliente impresión. Sentose entonces bajo el pabellón de lilas, en aquel banco fatal donde había dado a Magdalena el mortal beso.

El agradecimiento que sentía el pescador hacia el que había salvado a su hija, se había convertido al verle tan interesado por ella en una amistad exaltada, que sólo podía compararse a la admiración que excitaban en él las grandes prendas que adornaban a Stein. Grande fue igualmente el regocijo que causó la noticia del casamiento de Stein en todas las personas que le conocían y le amaban.

Montaner como habia sido Maestre Racional de nuestro ejército, y era el que mandaba todos los oficiales de pluma, tenia grangeados con su buen término, y verdad los animos de todos los soldados, y así le amaban como á padre, cosa raras veces vista amar la gente de pluma á quien ordinariamente aborrecen y murmuran, porque les parece que estando descansados, con trampas y enredos en daño de la milicia se acrecientan, y enriquecen, y ellos con mil trabajos y peligros viven siempre en una miserable suerte.

Y, sin embargo, nada más cierto. Quedándose en aquella casa, le parecía que aun no se habían roto del todo los lazos que le ligaban a ella. Los seres que le rodeaban eran su carne y su sangre: la amaban todavía, aunque culpable: no se podía injuriarla en su presencia. Ventura había dejado en las habitaciones, en los muebles, una parte de su ser.

Pero si era efectivamente de la Inclusa y los que tenía por padres no lo eran, ¿por qué la amaban más aún que á los dos niños? No, no podía ser. Todo era una calumnia. Las chicas del pueblo la envidiaban porque sus padres la regalaban y la vestían mejor que á ellas.

Pero luego el mucho pensar, como sucede siempre, enturbió su alegría, porque de la reflexión nacieron la duda y el desasosiego. ¿Quiénes serían el caballero y la dama que tan misteriosamente se amaban? ¿No podía suceder también que don Quintín fuese rico y buscara medio de evitar mayores gastos, atribuyendo al capricho de otro lo que él fraguase para su seguridad y regalo?

De acuerdo contestó doña Luz . Yo no si amaría a D. Jaime, si él me amase; pero de seguro que no le amaría, si yo fuese rica y llegase yo a sospechar que por hacer un negocio él me amaba. Ve ahí por qué no me casaré nunca. Rica yo, recelaría siempre que no me amaban por , y pobre, recelo que no me amen hasta el extremo de que se sacrifiquen amándome.

Al verse, se avergonzarían de verse; no dejarían de amar de otro modo a Salomón y a Guadé; no podrían amarse entre del mismo amor que los amaban, y morirían más pronto y más desesperadamente. El lance no tenía otra solución que la más lúgubre, a no ocurrir algo con visos de milagro, como ocurrió en efecto.

Palabra del Dia

rigoleto

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