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Actualizado: 13 de mayo de 2025
A él recomiendo continuamente aquella hija querida, que dejé rodeada de una familia llena de virtudes de todo género, y particularmente de piedad, dispuesta, al parecer, a amarla más cada día. Goza su esposo de mucha consideración, y aunque tiene más edad que ella, se aman entrañablemente. Ella alternará con lo mejor de la sociedad del país.
»¡Que se atrevan ahora todos esos jóvenes paliduchos a comparar con el nuestro su infortunio! »El amante asesina, cuando el padre se sacrifica; el amor del primero no es más que orgullo, mientras que el del segundo es todo abnegación; ellos aman a sus esposas y a sus queridas en beneficio propio, con un cariño egoísta; nosotros queremos a nuestras hijas pensando únicamente en labrar su felicidad.
Aunque el conde de Lemos no os ama, porque los necios no aman á nadie más que á sí mismos, tiene orgullo; y como el que seáis vos mi amante sólo le da deshonra á secas, es natural que la tome por alto; por embargarme os habéis valido de gentes en las cuales un secreto no está más seguro que un doblón en medio de la calle... Sabrán... Que se sepa. ¿Pero estáis loca?
La psicología humana, la femenil sobre todo, es un arcano de complicaciones. Hay mujeres que aman más profundamente cuanto más irregular es la conducta del marido. El martirio es para ellas un estimulante espiritual. La perfección les produce tedio. Sólo hallan la felicidad por contraste con los disgustos.
Le veía «como si fuese otro». Si volviese a ser el Gallardo de los antiguos tiempos, tal vez le recibiría mejor. Las hembras sólo aman a los valientes. Y el torero se engañaba con estas ilusiones, tomando lo que era un capricho muerto para siempre por momentáneo desvío que él podía vencer en fuerza de proezas. Doña Sol se levantó.
GOPA. ¡Oh Pratyapati! ¡Cuán encontrados sentimientos son los nuestros! Si tú le amas como madre, yo, como esposa, como mujer enamorada le amo. Este modo de amar es menos fuerte, por lo común, que el amor de madre. En el amor de madre hay mucho que nace de las entrañas y que allí se arraiga. Por eso, no ya las mujeres, sino las mismas fieras aman a sus hijuelos.
No la había amado como aman los demás hombres, pero era su compañera, su hermana; se compenetraban los dos en gustos y aficiones; la miseria en común los había fundido en una sola voluntad. Además, Gabriel sentíase aviejado antes de hora por aquella existencia de aventuras emocionantes y penosas privaciones.
Deseo que tanto las conferencias que celebren ustedes con motivo de este lance, como el lance mismo, se realicen en Nieva... Porque añadió con acento, mitad sarcástico, mitad enternecido, por más que a ustedes les parezca raro, todavía hay en esta casa personas que me aman. Los padrinos prometieron complacerle, y se retiraron dando la vuelta a Nieva.
»Mi querido Domingo: Es verdaderamente un muerto quien te escribe. Mi vida no servía para nadie demasiado me lo han repetido, y no podía menos de humillar a todos los que me aman. Es tiempo de acabar por mí mismo. Esta idea, que no data de ayer, volvió a mi mente el otro día al separarme de ti.
14 Sean avergonzados y confusos a una los que buscan mi vida para cortarla; vuelvan atrás y avergüéncense los que mi mal desean. 15 Sean asolados en pago de su afrenta los que me dicen: ¡Ea, ea! 16 Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan; y digan siempre los que aman tu salud: el SE
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