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Actualizado: 8 de noviembre de 2025


Cuando Obdulia, picada por la frialdad del altivo cocinero, comenzó a seducirle con miradas de medio minuto y algún choque involuntario, Pedro se rindió, y de rato en rato daba algunos toques de maestro a la merienda de Visita. Llegó a más; quiso enamorar a doña Obdulia con pruebas de su habilidad, y acudía siempre que se presentaba una cuestión teórica o una dificultad práctica.

El cardenal español, después de estas campañas que devolvían media Italia al Papado, era rico como un rey y fundaba en Bolonia el famoso Colegio Español. El Papa, conociendo sus rapiñas, quiso pedirle cuentas, y el altivo don Gil presentó un carro cargado de llaves y cerrojos. Son dijo con fiereza de las ciudades y castillos que gané para el Papado. He ahí mis cuentas.

Salió el lego con el calderón de bazofia, y allí era de ver cómo se empujaban y revolvían unos contra otros, disputándose la vez, y con qué bríos y con qué altivo lenguaje alargaban el cazuelillo.

El iris y la pupila, estriados de biliosas agujas, verdegueaban bajo un fluido transparente, que parecía renovarse sin cesar, como el de una mirada viva, y la boca se encogía bajo el mostacho, como si luchara por contener algún altivo denuesto. Máscara tiesa de cortesano disfrazando a medias la honra colérica, el brío estrangulado.

Diariamente hago leer a mi hijo Alfonso una parte de un libro religioso escrito por un sacerdote alemán: en este libro se aprende a comprender la religión y su emanación de la Naturaleza. La inteligencia de Alfonso me satisface, pero temo haya de darle algún disgusto su carácter demasiado altivo e imperioso, si no se corrige. Con mucha frecuencia se incomoda con sus hermanos, y esto me disgusta.

Raro era el disparo que no ocasionase alguna baja en la tropa. La luna iluminaba su rostro altivo y feroz surcado de arrugas. ¿Me conocéis? gritó sin dejar de hacer fuego . Soy don César Pardo, cristiano viejo y carlista de los pies a la cabeza. ¡Eres un ladrón! contestó un soldado. Oye, chiquito; te tiembla mucho el pulso y tus balas pasan muy lejos. ¡Allá va ésa!

678 No es en grillo ni en cadenas en lo que usté penará, sino en una soledá y un silencio tan projundo, que parece que en el mundo es el único que está. 679 El más altivo varón y de cormillo gastao allí se verá agobiao y su corazón marchito, al encontrarse encerrao a solas con su delito.

Era imposible que aquel hombre, por más sordo que fuese, no hubiera oído el tumulto que se hacía a su espalda. D. Salvador comenzó a enojarse, y dejando de gritar, consideró al altivo viajero con atención. Montaba una mulita baya, pobremente ensillada, a lo que podía ver, y que marchaba con su paso monótono, llevando la cabeza casi entre las piernas.

La reina noticiosa del caso, disimuló prudente, y se contentó con hacer que D. Alonso pusiese á Merlo en libertad; pero ya el altivo señor no volvió á predominar en Córdoba. Estos hechos, aunque estraños á la historia de la catedral, son interesantes como complemento de las memorias de los años 1465 y siguientes.

La actitud desdeñosa asumida por ésta el día de la catástrofe, le había inspirado el deseo y casi la necesidad de medirse con aquel altivo espíritu, para doblegarlo y confundirlo.

Palabra del Dia

vengado

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