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Actualizado: 8 de noviembre de 2025


Leedme, leedme esa carta, padre Aliaga, y veamos esa historia. El padre Aliaga leyó la carta de la cruz á la fecha. Esa carta es una buena historia dijo el rey ; pero en esa historia faltan los nombres de los padres; nada hacemos con eso. Los padres, señor, son, según dice Francisco Montiño, el duque de Osuna. ¡Oh! ¡mi altivo Girón! ¿y ella?

¡Aquellos serían más dichosos! Ninguna hiel, ninguna amargura se mezclaban con su enorme pena; cada cual había cumplido con su deber noble y estoicamente, y si el amor había perdido en ello, la estimación había ganado. Este era su orgullo y su consuelo; podía mirar sin temor el retrato del altivo soldado del que era hija. Su clara mirada le respondía: Está bien.

Nada que pueda deshonrarme ni deshonrarte replicó la niña levantando su rostro hermoso y altivo y saliendo precipitadamente del salón.

El rey de Francia puede enorgullecerse de tener servidores como vos. Pero vuestra herida.... Es insignificante y mi caballo puede hacer muy bien la jornada de vuelta, que emprenderé ahora mismo. Con Dios quedad; y saludando de nuevo se dirigió al galope á la entrada del palenque y desapareció seguido de su escudero. Valiente, patriota y altivo, exclamó el príncipe.

Así caen destrozados entre la indiferencia los bravos paladines de la bohemia. Su fiera independencia espiritual, su altivo individualismo es la causa del doliente remate de esas vidas. Carecen de habilidad, de condiciones de mercader para administrar su talento. Producen bien o mal, por el gusto de hacer algo bello, por el anhelo de su alma de derramar lo que llevan dentro.

Volvió á ser el hijo de la huerta, altivo, enérgico é intratable cuando cree que le asiste la razón. ¿No quería oirle el amo? ¿Se negaba á darle una esperanza?... Pues bien; él en su casa esperaba; si el otro quería algo, que fuese á buscarle. ¡A ver quién era el guapo que le hacía salir de su barraca!

"Pero lo conozco, iay! el hombre no puede alcanzar nada que sea perfecto. Al lado de las delicias que me acercan a los dioses, es preciso que sufra el companero frio, indiferente y altivo que me humilla a mis propios ojos y que con una sola palabra reduce a la nada todos los dones que me has hecho.

Debe ser humilde, puesto que implora, y altivo también, puesto que es fuerte. No veo en el señor Lautrec ni esa humilde ternura ni ese robusto orgullo. Y, en todo caso, no soy yo quien podría inspirárselos. Me parece muy fascinado por la bellísima Luciana, que es tan a propósito para gustarle. Hay, ciertamente, entre ellos un atractivo. Borremos, pues, de la lista, a don Gerardo Lautrec.

No deseando hallarme muy pronto en presencia de la señorita Margarita, después de la penosa escena que había tenido lugar entre nosotros, había pasado dos días sin mostrarme en el castillo: creía que este corto intervalo apenas bastara para calmar los resentimientos, que había sublevado en aquel altivo corazón.

La vida del campo, pues, ha desenvuelto en el gaucho las facultades físicas, sin ninguna de las de la inteligencia. Su carácter moral se resiente de su hábito de triunfar de los obstáculos y del poder de la naturaleza; es fuerte, altivo, enérgico.

Palabra del Dia

vengado

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