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Actualizado: 6 de junio de 2025
Apenas los oficiales dieron vista á la plaza en que se hallaba situado el alojamiento de su nuevo amigo, éste, que les aguardaba impaciente, salió á encontrarles; y después de cambiar algunas palabras á media voz, todos penetraron juntos en la iglesia, en cuyo lóbrego recinto la escasa claridad de una linterna luchaba trabajosamente con las obscuras y espesísimas sombras.
El narrador no ha hecho más que limpiar todo lo posible su lenguaje al transcribirlo, barriendo con la pluma tanta grosería y bestialidad, para no dejar sino la escoria absolutamente precisa. Cuando Mariano se retiró aquella noche a su miserable alojamiento, después de vagar toda la tarde y parte de la noche por las calles sin tomar alimento, sufrió un ataque epiléptico.
Con objeto de distraer al Monarca, se multiplicaban a su alrededor los bailes y los espectáculos; e inútil es decir que los extranjeros afluían a la capital, en la que aumentaba cada día el esplendor y la riqueza. A nuestros viajeros les fue difícil encontrar alojamiento proporcionado a su categoría.
Cada piedra se la pagaban echando un pescado más en la caldera; pero como los cocineros vivían de la misma alimentación del gigante, ésta experimentaba considerables mermas. Gillespie, acostumbrado á las abundancias de su primer alojamiento, debía sufrir hambre. ¡No poder hacer yo nada por él! murmuraba el profesor desesperadamente.
Entonces se llevó el pañuelo a la cara como para sonarse, y prosiguió su camino. ¿Adónde iba? Marchó a la ventura largo rato, tratando de coordinar sus ideas. Al fin no halló otra cosa mejor que dirigirse a su antiguo alojamiento. Pero esto le causaba profundo disgusto y humillación. ¿Cómo responder a las preguntas de su antigua patrona? ¿Qué explicación iba a dar a sus compañeros?
La abundancia reinaba igualmente entre el puente y la proa, donde estaban la cocina y el alojamiento de los marineros, espacio del buque respetado por todos como dominio incontestable del tío Caragòl.
Las camaradas convinieron en la necesidad de obligar á este loco á que buscase otro alojamiento; pero la expulsión no impresionó gran cosa á Rosalindo. ¡Para lo que le quedaba de vivir allí!... Ya que era imposible hacer llegar hasta la tumba de su acreedora el dinero prestado, iría él mismo á pagar su deuda. Inmediatamente abandonó el trabajo é hizo sus preparativos de viaje.
Solamente puede soñar con la conquista del poder quien posea las armas, y mientras los «rayos negros» hagan su trabajo destructor, nuestros antiguos déspotas no llegarán á conseguir que renazca el pasado. El más grande de los asombros de Gillespie Siempre que el doctor Flimnap se presentaba con algún retraso en el alojamiento del gigante, creía necesario explicar el motivo de su tardanza.
Todas las noches le esperó en el camino, entre el café y su alojamiento, deslizándose luego en éste, á pesar de que el gaucho se apresuraba á cerrar la puerta, dándose con ella en los talones. ¡Imposible librarse de su presencia y de la de aquel niño, cuya cara de muerto seguía espantándole á través de sus párpados cerrados!...
Facundo se le presenta en su alojamiento con media de seda de patente, calzón de jergón y un poncho de tela ruin. No obstante lo grotesco de esta figura, a ninguno de los ciudadanos elegantes de Buenos Aires le ocurrió reírse, porque eran demasiado avisados para no descifrar el enigma. Quería humillar a los hombres cultos, y mostrarles el caso que hacía de sus trajes europeos.
Palabra del Dia
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