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Muchas veces después me he oído llamar payaso por Gloria, y siempre se lo he agradecido; pero nunca este calificativo me hizo experimentar una sensación más feliz, un transporte tan delicioso como entonces. Salí por la puertecilla en un estado de turbación que hubiera hecho reír a cualquiera. Llegué al comedor, y no comprendí por qué Suárez me dirigía una mirada tan glacial.

Tan pronto como hubo salido, tiró violentamente de la campanilla para llamar al cochero y al jardinero. Interrogados, los dos servidores no escasearon los elogios. ¡Ah! ¡Es un bello joven! Nos ha dado las gracias como si le hubiésemos salvado la vida. Y estaba muy contrariado por no ver á la señorita. Nos ha encargado mucho que dijésemos á la señorita que estaba muy agradecido....

»Amo a Magdalena, padre mío, y no podría vivir si usted o Dios me separase de ella. »Su adicto y agradecido pupilo »Amaury de Leoville

El padre Godoy brincó de gusto, vistióse las flamantes prendas, y encaminóse al palacio arzobispal a dar las gracias a quien con tanta liberalidad lo aviaba, pues presumía que aquello era un agasajo o angulema del prelado agradecido al préstamo. Nada tiene que agradecerme, padre Godoy le dijo el arzobispo.

»El mismo poderoso señor, que ya había hecho tanto por mi, cuidó de mis adelantos, y en muy poco tiempo llegué á teniente, á capitán después. Una bala me había dejado cojo é inútil, y me vine al pueblo, ya con los inválidos, y seguro de que cuando yo faltase quedaría viudedad á mi buena Genoveva. »Yo no podía olvidar, ni dejar de ser agradecido, á quien tantos beneficios me había hecho.

El rey, agradecido, ennobleció al que le había hecho un servicio tan señalado y le dio a él y a sus descendientes el nombre de Cabeza de Vaca. Mi cuñada dice que aún se conservan en la catedral de Toledo la estatua del pastor patriota y las cadenas del campo del Miramamolín.

En todas sus correrías la seguía el tirano, el maestro, que enloquecido por una pasión que tal vez era la última, abandonaba sus lecciones para salir a su encuentro. ¡Todo por el arte! Quería gozarse en la contemplación de su obra, presenciar los triunfos de su discípula. Y apenas el padre, agradecido por tanto afecto, se separaba un poco, caía sobre ella imponiéndola su esclavitud.

Levántate, por tu vida, y desvíate algún trecho de aquí, y con buen ánimo y denuedo agradecido date trecientos o cuatrocientos azotes a buena cuenta de los del desencanto de Dulcinea; y esto rogando te lo suplico, que no quiero venir contigo a los brazos, como la otra vez, porque que los tienes pesados.

Guerreros, por la sangre consagrados, De inmarcesibles lauros coronados En el campo de honor; Despertad del cañon al estampido, Que hoy rememora un pueblo agradecido Que os debe de su gloria el esplendor.

Aunque el autor, que se llamaba Tomé Pinheiro da Veiga, natural de Coimbra, logró el empleo que pretendía, no parece que salió muy prendado de Valladolid, ni bastante agradecido, para no decir mil horrores de todo. Su relación, no obstante, debe ser animado retrato de la alta sociedad española de entonces. A ser el retrato fiel, dicha alta sociedad quedaría muy malparada.