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Actualizado: 29 de junio de 2025


En lo que no andaba descaminado Bocherini, era en decir que quien más agradaba a Velázquez era Tiziano, lo cual se conoce, no porque le imitase deliberadamente, sino porque en sus obras veía que aun dando a la poesía mayor espacio, también procuraba reflejar la vida con poderosa intensidad.

A pesar de no poder hablar, les agradaba verse, mirarse, y el compasivo médico habíalos mandado colocar frente el uno del otro. En el grabado los ha acercado cual estaban al morir. Escena es ésta verdaderamente italiana: en otra parte se tendría buen cuidado de mostrarse débil y tierno, pues habría el temor de ponerse en ridículo.

Aquella salida matinal le agradaba, porque rompía las tediosas rutinas de su existencia. Y oiré todas las misas que quieras, y rezaré contigo... Dime, ¿no va Jacinta a esta hora a San Ginés?». Hombre, tan temprano no. Un poco más tarde que yo, suele ir Bárbara. Pues me alegro de que seamos nosotros los primeros, los más madrugadores, los más impacientes por cumplir y santificarnos... ¡Tom!

Pero como me agradaba, dejábame llevar por la corriente, aceptaba las bromas, y las de volvía, procurando, por supuesto, que no traspasasen los límites en que debían mantenerse tratándose de una religiosa, y hacía todo lo posible por mostrarme ingenioso y bien educado, a fin de inspirar cada vez mayor confianza. Al día siguiente hice que me despertasen muy temprano, y fui a misa de alba.

Al señor de Pavol le agradaba conversar y aun discutir. Y aunque hablaba poco, escuchaba con interés. Bajo una corteza rústica escondía conocimientos generales, elevado buen gusto y gran criterio unido a una altura de vistas especial. No era ni un santo, ni un devoto.

No se detuvo en melindres hipócritas, ni preparó el terreno, ni dejó trascurrir siquiera el tiempo de cortesía, como hacen la mayor parte de las madrastras; desde el primer momento reveló que Miguel no le agradaba y le declaró la guerra; por lo menos tuvo el mérito de la franqueza. Aquél tardó bastante tiempo en recoger el guante.

Su padre consideraba indigno del mayorazgo de la casa de Montesinos el escribir un pedimento o trazar una carretera: a los abogados los llamaba curiales, a los ingenieros canteros, a los profesores maestrillos. La milicia le agradaba, pero sus ideas tradicionalistas le impedían mandar a su hijo a servir a un gobierno liberal.

Don José callaba tristemente; aquello no le agradaba; pero desde que se supo la próxima llegada a Madrid de su hijo mayor, tenía el alma combatida por los mismos presentimientos que agitaban a Pepe, y escuchándole hablar, le parecía oírse a propio. Por nuestra parte prosiguió Pepe nadie ha de turbar esta armonía.

Se les conoció muy pronto que no les agradaba la insistencia con que los mirábamos Neluco y yo; y fuera por esto o porque ya nada tenían que hacer allí, apuraron el contenido de los correspondientes vasos, y se largaron haciéndonos un ligero ademán de saludo, pero sin decir palabra.

La señorita Guichard empacaba á pensar seriamente que Mauricio estaba resuelto y no volvería y esto la agradaba en extremo, porque era la separación y el divorcio asegurados. Le pareció que seria buena política redoblar su cariño por la joven y mostrarle alguna confianza. Sin aflojar la vigilancia exterior, dejó á la joven algo más libre en el parque.

Palabra del Dia

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