Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 30 de septiembre de 2025


Emilia le recibió con su habitual afabilidad, pero no le dijo palabra de su silencio durante el viaje, ni se quejó porque no hubiese luego ido a verla, ni le llamó olvidadizo ni descastado. Estuvo con él como si hubiesen hablado la víspera. La actitud de Julián fue la de costumbre.

Basta ya de naufragios: yo quisiera razas durables. El cetáceo desaparecerá. Resumamos nuestras concepciones, y de esa poesía gigantesca de los recién nacidos, de las mamas, la leche y la sangre caliente, conservémoslo todo menos el gigante. Conservemos, sobre todo, la afabilidad, el amor y la ternura de la familia.

Pero los modales corteses y la afabilidad extremada de D. Jenaro borraron tales impresiones a la postre. Cualquiera se resistiría a creer que aquella persona suave, atenta y cortés fuese el héroe de tanta anécdota brutal y escandalosa.

De la breve conversación de la tarde no recordaba más que esto: que al día siguiente, después del coro, el Magistral la esperaba en su capilla. Le había indicado, aunque por medio de indirectas, que convenía, al mudar de confesor, hacer confesión general. Había hablado con mucha afabilidad, con voz meliflua, pero poco, con cierto tono frío, y algo distraído al parecer. No le había visto los ojos.

Después de saludar con escogida afabilidad al guerrillero enfermo, tomó asiento junto a él, y metiendo la mano por ciertas aberturas de la sotana tras de las cuales había bolsillos tan hondos como el mar, empezó a sacar varios cucuruchos de papel semejantes en tamaño y forma a los que hacen en las tiendas para contener dos cuartos de azúcar, de café o de anises.

Después de contestar afirmativamente con su afabilidad no estudiada, el dignísimo Padre Gracián salió para seguir repartiendo sus cucuruchos entre las damas piadosas que sabían apreciar tan interesante objeto devoto.

Mire usted añadió entre dientes, si no habrá algún sacerdote en todo París que pueda dar un pasaporte, y no que nos vienen ahora con papeles mojados! ¿A qué viene usted? A estudiar este hermoso país contestó el francés con aquella afabilidad tan natural en el que está debajo. ¿A estudiar, eh?

A cada pitillo que enrollaba, al suave crujido del papel, una cándida esperanza surgía en su corazón. Cuando ella fuese señora, no había de portarse como otras altaneras, que estuvieron allí liando cigarros lo mismo que ella, y ahora, porque arrastraban seda, miraban por cima del hombro a sus amigas de ayer. ¡Quia! Ella las saludaría en la calle, cuando las viese, con afabilidad suma.

»Después que se enteré de todo, me preguntó, sin abandonar su expresión de irónica afabilidad: » Y ¿por qué te has apresurado tanto a informarme de ello? » Porque es caso de urgencia respondí , y necesito un consejo. » ¿Precisamente el mío? » ¿Por pura curiosidad? » Para seguirle al pie de la letra..., a ojos cerrados, sea cual fuere. Lo he jurado así.

En fin, me resulta usted una gitana demasiado señorita. Cristeta sonrió con mayor afabilidad y repuso: Pues ya lo ve usted; al público le da por esto. Lo triste es que artistas como usted tengan que hacer estas obras.

Palabra del Dia

aprietes

Otros Mirando