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Actualizado: 22 de julio de 2025


»La persona que sigue a la tumba a un ser adorado ¿será pasible de castigo? ¿Es un delito en un hijo, en un esposo, morir con el padre o con la esposa? ¿Un acto tan hermoso es condenable? ¡Si yo hubiese muerto con mi padre!

Y ¡qué felicidad habría sido entonces para Ester poder oir la voz clara y sonora de Perla mezclada al tumulto de otras voces infantiles, y distinguir y reconocer los sonidos que emitiera su adorado tesoro entre la mezcla confusa de la gritería de un grupo de niños juguetones! Pero semejante dicha le estaba vedada. Perla, desde que nació, era una proscripta del mundo infantil.

Se avergonzaban de los antiguos errores que habían adorado, y esto les hacía acoger como indiscutible todo lo nuevo, sin atemorizarse ante las consecuencias.. Era la fe del pueblo, que, una vez toma carrera hacia delante, lo acepta todo, lo defiende todo, sin otra condición que la de la novedad, y desprecia los principios tradicionales que acaba de abandonar.

En este triste estado pasó el resto de su vida la infeliz reina en el palacio de Tordesillas, donde estuvo cuarenta y seis años luchando con lo que todos conocen, y no existiendo otra cosa en su imaginacion que la memoria de su adorado padre y los celos de su idolatrado esposo.

Power tiraba de su marido. ¡Ah, su grandote, su grandote adorado! ¡Las cosas que tenía que contarle!... Y desaparecieron en apretado grupo, con dirección al camarote, como si a ella faltase el tiempo para dar sus noticias al hermoso hombretón que la seguía con ojos admirativos y sumisos.

Adriana propuso en su ánimo volver a aquella casa y lograr, siquiera con súplicas, la relación sentimental de la tragedia. Se la dirían llorando, y ella, la hija del hombre adorado, abrazaría a aquella hermana mayor y también lloraría a su padre desconsoladamente. Otro episodio se asociaba también al recuerdo de su visita a la familia de Aliaga.

49 Y he aquí, yo enviaré al Prometido de mi Padre sobre vosotros; mas vosotros asentad en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de potencia de lo alto. 50 Y los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo. 51 Y aconteció que bendiciéndolos, se fue de ellos; y era llevado arriba al cielo. 52 Y ellos, después de haberle adorado, se volvieron a Jerusalén con gran gozo;

Su charla bulliciosa, sus frescas carcajadas despertaban a los vecinos que aún yacían entre las sábanas, les hacían sonreir beatamente trayéndoles al recuerdo otros días de San Antonio cuando la juventud chispeaba también en sus ojos y en la copa de la vida aún no había caído ninguna gota de hiel. ¡Quién no recordaría en Sarrió alguno de aquellos viajes a la ermita en una mañana límpida y suave, con las piernas ligeras y el corazón mecido dulcemente en la esperanza de ver pronto al dueño adorado y pasar el día cerca de él!

Los ojos secos y sin voz los lábios No recuerdo del mundo los agravios, Que agravios nunca ha habido entre los dos; Pero al tenderte cariñosa mano Acuérdate que te he adorado en vano Para decirte al fin ¡adios, adios!

Como tiene imaginación y sensibilidad, como su alma se ha inclinado desde el principio a adorar algo, ha adorado la Naturaleza lo mismo que los pueblos primitivos. Sus ideales son naturalistas, y si usted no me entiende bien, querida Florentina, se lo explicaré mejor en otra ocasión. «Su espíritu da a la forma, a la belleza una preferencia sistemática.

Palabra del Dia

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