Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 10 de mayo de 2025
No se le había oído jamás otra interjección, pero, en cambio, de ésta poseía tal abundancia, que no le bastaba poner una a cada palabra; a veces ponía dos o tres. Los tenderos salían a la puerta a escucharle, pero sonriendo, sin sorpresa alguna, como acostumbrados de antiguo a este espectáculo. Don Roque hoy ha tirado de firme a los vencejos le decía uno a otro en voz alta.
Tomaremos un mate y charlaremos». Don Salvador se levantó inmediatamente, hizo rodar la piedra en que se sentaba hasta cerca de mí, y sonriendo se sentó nuevamente. ¡Figúrese, Don Salvador, que hace tres días largos que ando entre los cerros, solo y sin desplegar los labios, porque los otros se quedan siempre atrás. Nosotros estamos acostumbrados, señor. ¿Era un bandido?
Entraron en un salón amueblado á toda prisa, con el arte especial y fácil de los que están acostumbrados á viajar y tienen que improvisarse una vivienda: divanes con indianas vistosas y baratas, pieles de guanaco americano, tapices chillones, de un falso orientalismo, y en las paredes láminas de periódicos entre varillas doradas.
Esa actitud le había hecho algún daño con los buenos habitantes del pueblo, acostumbrados al modo de ser de la antigua empleada, cuya oficina era el punto de cita de todas las comadres y la caja de Pandora de donde se escapaban todas las maledicencias que florecían igualmente en el pueblo y en el campo.
Y juraría que ambos están más acostumbrados á ceñir la armadura y repartir mandobles que á figurar entre cortesanos en la regia cámara. Á otros muchos nos pasa lo mismo, Sir León, repuso Chandos, y bien puedo asegurar que el mismo príncipe respira más á sus anchas en el campo de batalla que en su palacio. Pero oid los nombres de aquellos dos capitanes: Hugo Calverley y Roberto Nolles.
Esta piadosa costumbre degeneró con el tiempo, y produjo algunos desórdenes, á consecuencia de los cuales se decretó, que, en lo sucesivo, se celebrase de esta manera: primero entonarían las tres Marías, vestidas de negro y en el lugar destinado á cantar el introito, los versos acostumbrados, y luego habían de dirigirse cantando al altar mayor, en donde se erigiría un catafalco con muchas luces.
Los árboles y las plantas, poco acostumbrados á él, empezaban á sentirse sofocados y demandaban á las nubes, que pasaban volando sobre ellos, algunas gotas de agua; pero las nubes se hacían las sordas y seguían inflexibles su camino por el espacio. Los frutos comenzaban á amarillear; los riachuelos se secaban dejando al descubierto su lecho de guijarros que los rayos del sol tornaba blancos.
Clarence King contra nosotros se funda en la esclavitud de los negros; sosteniendo que, acostumbrados nosotros á mandar esclavos, no sabemos mandar hombres libres. No parece, al leer esto, sino que en los Estados Unidos no hubo esclavitud nunca. Dice también el articulista que España se vió forzada á dar libertad á sus negros ¿Y quién le hizo tal fuerza?
Estos montes que veis que están tan juntos, Son los que Acroceraunos son llamados, De infame nombre, como yo barrunto. Asieron de los remos los honrados, Los tiernos, los melifluos, los godescos; Y los de á cantimplora acostumbrados. Los frios los asieron y los frescos, Asieronlos tambien los calurosos, Y los de calzas largas y greguescos.
Sólo quisiera dártela monda y desnuda, sin el ornato de prólogo, ni de la inumerabilidad y catálogo de los acostumbrados sonetos, epigramas y elogios que al principio de los libros suelen ponerse. Porque te sé decir que, aunque me costó algún trabajo componerla, ninguno tuve por mayor que hacer esta prefación que vas leyendo.
Palabra del Dia
Otros Mirando