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Actualizado: 3 de junio de 2025


Es de aspecto repugnante y de una ferocidad extremada, teniendo especial predilección por los perros, á los que acecha en el momento que los siente próximos. Algunos indios cazan el caimán en su propio elemento: para ésto se arrojan al agua armados de un fuerte bolo y de un trozo de madera dura afilado por los dos extremos.

»A los amantes les acompaña la juventud, en tanto que a los padres nos acecha la vejez. »Lo que para ellos es su primera pasión para nosotros es nuestro último sentimiento. »Cuando a un marido le engañan, cuando a un amante le venden, encuentra a su placer mil queridas, y sucesivos amores llegan a hacerle olvidar el primero. »Mas ¡ay! un padre ¿podrá encontrar otra hija?

Música del sol, habitante de las alturas, poeta del follaje, se nutre únicamente con el vino de la Naturaleza, con la savia que circula por las arterias de los árboles. La cigarra no ha ido nunca en la realidad al encuentro de la hormiga. La ignora ó huye de ella como de un enano grosero y maléfico. Es la hormiga la que la busca y la acecha para aprovecharse de su trabajo.

Para apoderarse de aquellas esencias y causas de que su amo le hablaba, abría el pico como el pájaro que acecha el vuelo de la mosca que quiere cazar. Pues bien añadió él anoche leyó mi padre unas páginas sobre la belleza.

Mucho más numerosa y formidable que por el Sur es por el Norte la cuadrilla de miseria, que acecha el paso de la caridad, al modo de guardia de alcabaleros que cobra humanamente el portazgo en la frontera de lo divino, o la contribución impuesta a las conciencias impuras que van a donde lavan.

Los que han causado su desgracia le vigilan día y noche; sospechan que usted acecha un momento oportuno; interpretan su afan de saber, su amor al estudio, su tranquilidad misma por ardientes deseos de venganza... ¡El día en que puedan deshacerse de usted lo harán como lo hicieron conmigo y no le dejarán crecer porque le temen y le odian!

El primo va a la casa todos los días, y la acecha cuando sale, para hacerse el encontradizo... Algunas tardes no parece por la tienda. ¿Tendrán citas? He aquí mi idea. Te juro que lo he de averiguar. Imposible que yo no lo averigüe. Aunque tuviera que perder mi colocación, aunque me quedara sin camisa que ponerme... ¡Qué infamia!

Llegan entonces servidores del Rey; él cree que lo persiguen, y, ciego de ira, se arroja desde lo alto de un peñasco, y se mata. Los criados del Rey son portadores de aquella carta envenenada, que la Reina recibe, contenta y placentera, de su señor y esposo. Londres. El palacio real. El Rey, atormentado por sus remordimientos, acecha oculto á su esposa.

Si no es la proximidad del salvaje lo que inquieta al hombre del campo, es el temor de un tigre que lo acecha, de una víbora que puede pisar; esta inseguridad de la vida, que es habitual y permanente en las campañas, imprime, a mi parecer, en el carácter argentino cierta resignación estoica para la muerte violenta, que hace de ella uno de los percances inseparables de la vida, una manera de morir como cualquiera otra, y puede quizá explicar en parte la indiferencia con que dan y reciben la muerte, sin dejar en los que sobreviven impresiones profundas y duraderas.

Pero luchar con un hombre hermoso, que acecha, que se aparece como un conjuro a su pensamiento; que llama desde la sombra; que tiene como una aureola, un perfume de amor... esto era algo, esto era digno de ella. Lucharía». Don Víctor volvió del teatro y se dirigió al gabinete de su mujer.

Palabra del Dia

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