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Actualizado: 28 de junio de 2025


Porque las sombras odian tu mirada; Hijas del Caos, por el mundo errantes, Náufragos restos de la antigüa Nada, Que en el mar de la luz vagan flotantes. A tu mirada suspendido el viento, ¡Ni árbol ni flor el desierto agita; No hay en los seres voz ni movimiento;... El corazón del mundo no palpita... Se acerca el centinela de la muerte! ¡He aquí el silencio!

A tan apasionadas diatribas Lope oponía sólo tranquilidad y moderación. «Yo amo á los que me aman, dice en una de sus epístolas, pero no odio á los que me odianNo obstante, cuando su émulo se dedicó á escribir en el estilo pedantesco é hinchado, que se denominó culteranismo ó gongorismo, y que en el nombre lleva su crítica, creyó Lope deber suyo oponerse á la corrupción que amenazaba á la literatura española.

Esta habitación ha sido abandonada dijo. ¿Habrán sido muertos los propietarios? preguntó Cornelio. Puede ser. Los papúes de la costa y los del interior se odian ferozmente y se destruyen unos a otros en sangrientas batallas; pero añadiré que los papúes son también muy aficionados a emigrar. Pues aprovechemos la ausencia de los propietarios y tomemos posesión de tan segura vivienda.

Los desgraciados la odian por instinto, al recibir sus limosnas: evitan el buscarla mientras pueden, viendo en ella una institución degradante, que perpetúa su esclavitud. Ese es otro de los grandes fracasos de la moral cristiana.

No, yo debo estar enfermo, yo no debo sentirme bien, murmuró; muchos son los que me odian, los que me atribuyen su desgracia, pero... Y sintiendo que su frente ardía, levantóse y se acercó á la ventana para aspirar la fresca brisa de la noche.

Los que han causado su desgracia le vigilan día y noche; sospechan que usted acecha un momento oportuno; interpretan su afan de saber, su amor al estudio, su tranquilidad misma por ardientes deseos de venganza... ¡El día en que puedan deshacerse de usted lo harán como lo hicieron conmigo y no le dejarán crecer porque le temen y le odian!

Si tras la lidia Me aguarda entre sus brazos la victoria. ¿Qué me importa que otros con perfidia Quieran manchar mi nombre envuelto en gloria? Detesto el odio, la traición y engaño Y a aquellos quienes me odian los perdono; Podrán viles hacerme todo daño, Mas no me harán temblar en mi alto trono. Por encima del odio y de la inquina, Todos pregonan mi carácter noble.

Cada día preocupas más á esas gentes que te odian. No temas, Popito; es difícil que den conmigo. Tu amor y las exigencias de la gran causa á que he dedicado mi vida me hacen ser prudente. Sólo cuando supe que el Padre de los Maestros venía á visitar al gigante me decidí á subir á lo alto de esta mesa con la esperanza de que figurarías en el cortejo.

Dice él que el amor se paga con amor, el odio con odio; esto será justo, pero no es generoso. Y aquellos a quienes combate ¿odian verdaderamente? ¿No sufren, ellos también, de tener que recurrir a la violencia?...»

Ojeda, sintiendo un interés repentino por este relato, miraba a Nélida. Los dos hermanos continuó Maltrana se odian con un odio de raza, y por la noche disputan y se pegan.

Palabra del Dia

rigoleto

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