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En lo que se llama la Atalaya, vigilan cuatro hombres de la dotación el desierto mar, al par que son los encargados de comunicar al pueblo la hora en que vive. La falta de máquinas supliendo la abundancia de brazos. El engranaje del reloj de Agaña lo constituye un complicadísimo servicio, y una vigilancia á prueba de segundos. Analicemos la máquina.

Los dos se mantenían en actitud arrogante, como actores que vigilan sus movimientos sabiendo que todas las miradas están fijas en ellos. De Nélida no se acordaba nadie. Este choque, que podía tener consecuencias trágicas, había quitado todo interés a la inquieta muchacha y sus insolentes veleidades.

Ahora es un gorjeo que sobre mi cabeza sueña un verso de amor... Vuelve a chillar la prosa: mugriento y sin aseo el tren silba ya el grito carnal de un estertor. Unas nubes muy blancas se agarran al azul. Árboles verdinegros vigilan el espacio. Los murmullos del río me rozan como un tul que acaricia las trenzas de una novia. Despacio marcha el sol.

Los que han causado su desgracia le vigilan día y noche; sospechan que usted acecha un momento oportuno; interpretan su afan de saber, su amor al estudio, su tranquilidad misma por ardientes deseos de venganza... ¡El día en que puedan deshacerse de usted lo harán como lo hicieron conmigo y no le dejarán crecer porque le temen y le odian!

Parecía que sólo esperaban recibir su recompensa por adelantado para matar al Hombre-Montaña. Como el tal asesinato no resultaba empresa fácil, discutían mucho los procedimientos para conseguirlo. Esté usted tranquilo, gentleman siguió diciendo la joven . Nuestros amigos vigilan, y nos traerán noticias más concretas.

Aquí todos viven, siempre que sepan ser discretos y no tengan mala cabeza...» Y discretos lo son todos. Además, se vigilan entre ellos y tienen miedo á que los denuncie su mejor amigo si hablan del escándalo último ó de un suicidio de jugador. Para el extranjero, ninguno de ellos sabe nada. ¿Y cuando alguien habla? preguntó Novoa . ¿Y si alguna es de mala cabeza? Lo destierran.

A un corto tiro de este punto se encuentra el primer campo sembrado de Exaltacion, distante dos jornadas todavía del sitio donde está la aldea: los plantíos de este campo, que vigilan cuatros indios cuya casucha se ve allí cerca, se componen de plátanos y de cacahuales.

Hay quien cree que está escondido en el pueblo: los civiles vigilan mucho los alrededores. D. Pantaleón y Moreno quedaron muy disgustados. Había fracasado su excursión. Pagaron los refrescos y salieron de la taberna. El hombre que les diera la noticia salió con ellos, y al verlos tomar el camino de Madrid, les preguntó con sorpresa: ¿Pero no iban ustedes a G...?

El humo del Mayon revela que los gigantescos cíclopes de los oscuros antros vigilan al pie de hirvientes lagos las enrojecidas montañas de candentes bloques, cuyas monstruosas y desiguales masas son azotadas de continuo por abrasados torrentes de cenizas y escorias.

Estuvieron separados unos días, y esto bastó para que Colón sospechase que Martín Alonso había tenido de los indios noticias de mucho oro e iba a buscarlo por su cuenta, como un amigo infiel. ¡Disputa de consocios que se temen y se vigilan!... Y el caso fue que iguales riquezas encontraron el uno y el otro... ¡nada!