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Actualizado: 6 de octubre de 2025
Todo cambia en la naturaleza; la forma de los montes y las colinas, las sinuosidades de los valles, los accidentes de las márgenes y todos los rasgos de la gran figura de la tierra se modifican de año en año.
Hasta los señores de Madrid que gobernaban el país le buscaban y mimaban para que prestase ayuda al Estado en sus apuros y empréstitos. ¡Y el doctor Aresti, amado por Sánchez Morueta con un afecto doble de padre y de hermano, se empeñaba en vivir fuera de su protección, más allá de la lluvia de oro que parecía caer de su mirada y que hacía que los hombres se agolpasen en torno de él, con la furia brutal de la codicia, obligándolo á aislarse, á permanecer invisible, para no perecer bajo el formidable empujón de los adoradores!... La única merced que el médico había solicitado de su poderoso pariente, era el establecimiento en la cuenca minera de un hospital para los trabajadores que antes perecían faltos de auxilio en los accidentes de las canteras.
Aunque sea verdad que nosotros no conocemos las substancias finitas, sino en cuanto se nos revelan por los accidentes, y hasta nuestro mismo espíritu no se conozca á sí propio sino por sus actos, la razon nos dice que las cosas para ser conocidas, es necesario que existan, y que para que nuestro entendimiento halle en las mismas algo permanente, es preciso que ese algo esté en ellas.
Aquestos Guaraníes se han mestizado Y envuelto con mil gentes diferentes, Y el nombre Guaranì han renunciado, Tomando otro por casos y accidentes. All
El clima es cálido y destemplado, causa de muchos accidentes apopléticos y frecuentes contagios que suelen hacer gran riza en los naturales, porque estos bárbaros no saben aplicar sino dos remedios.
En aquellas conversaciones, que eran cada vez más íntimas, se notaba algunas veces que, por efecto de los accidentes del diálogo escénico, Ana callaba ó hablaba aparte en voz baja, mientras el bueno del estudiante y la picara Clara charlaban muy quedito y muy juntos el uno del otro.
Mis ojos se deleitaron contemplando en la inmensidad de la tierra las siluetas de los grandes conventos, a cuyo amparo protector un pueblo, a quien todo se lo dan hecho, puede esparcir su gran fantasía por los espacios de lo soñado y buscar lo ideal en la única región donde existe; sin cuidarse de desempeñar papeles más o menos difíciles en la sociedad, sin cuidarse de su persona, ni de los molestos accidentes del escenario humano, que se llaman posición, representación, nombre, fortuna, gloria... Quise saciar mi ardiente anhelo de conocer este beatífico estado, y aquí me tiene usted en él.
Y el hombre necesita, entonces, en las costas del Mediterráneo, una nueva explicación de los hechos y de las cosas, del mundo, y se la proporciona el supernaturalismo cristiano, con los dos testamentos como nueva teoría de los hechos y de las cosas, y con los sacramentos hechicería en tercer grado como nuevo vehículo de comunicación entre los seres humanos que sufren los accidentes de la vida y los acontecimientos del universo, y los seres sobrehumanos que los producen, suspenden o cambian a su arbitrio.
Está visto que el mayor interés de las cosas no depende de las cosas mismas, sino de sus circunstancias y accidentes. Aquel mismo pensamiento, expresado en voz alta por el médico, había pasado en silencio por mi mente poco antes sin dejar en ella el menor rastro... Cierto, de toda verdad.
Cruzamos a la vista de la isla de Cuba, enfrentamos las Bahamas y nos detuvimos a tomar carbón en una de las islas Barbadas: tales fueron todos los accidentes del viaje. Mi único entretenimiento a bordo era cuidar un turpial que traía una niña de Colombia. El ave melodiosa me pagaba sus atenciones con su silbo de una dulzura melancólica y profunda.
Palabra del Dia
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