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Actualizado: 6 de octubre de 2025
Estos eran los más temibles: caballos incurables, atacados de vértigos y otros accidentes, que de pronto venían al suelo, arrojando al jinete por las orejas.
Ya hemos puesto al lector en el estado de determinar por sí mismo los casos en que árnica puede ser útil accidentalmente en las enfermedades de que hemos hablado; ya puede apreciar las ventajas de su uso en los dolores violentos que siguen al parto y acompañan á la matriz á su contraccion natural; en los accidentes producidos por las maniobras del comadron y la introduccion de varios cuerpos en las aberturas naturales; en la irritabilidad que se manifiesta en los tejidos distendidos por una coleccion serosa, ó cuando se estrae rápidamente el líquido derramado; en la irritabilidad, en fin, de la fibra por un trabajo corporal violento.....
Por donde se echa de ver que considero cuando menos su posicion con respecto á los demás cuerpos, ó su causalidad con relacion á las impresiones que me ha producido, ó su naturaleza de sujeto de determinados accidentes.
Quizá la empresa habría sido para mí más fácil, y de mejor éxito, si sólo me hubiera propuesto hacer reír a costa de su ignorancia, como se halla autorizado por el uso en este género de composiciones; pero mi objeto ha sido dibujar a grandes rasgos, aunque fielmente, sus costumbres, sus trabajos, sus hábitos de vida, su índole, sus vicios y sus virtudes; ese conjunto que constituye el cuadro de su fisonomía moral, y los accidentes de su existencia llena de peligros, de inquietudes, de inseguridad, de aventuras y de agitaciones constantes.
Nunca es bastante la semejanza de accidentes en dos grandes sucesos para hacer valederas y legítimas las comparaciones. Atrevámonos, con todo, a comparar, a pesar de lo inseguro.
Son ajenas de este lugar las cuestiones filosóficas sobre la no interrupcion de la conciencia, esto es, si hay algun tiempo en que el alma no piense, y en que no tenga conciencia de sí propia: muchos filósofos creen que hay en efecto esta interrupcion, para lo cual se apoyan en la experiencia del sueño y de los accidentes de que volvemos sin ningun recuerdo; pero Leibnitz opina que el pensamiento nunca se extingue del todo, que nunca hay una falta absoluta de conciencia, que nuestro pensamiento es una luz que despide á veces muy poco resplandor, pero que nunca se apaga del todo.
Estos accidentes se verifican en la superficie, no revelando de ningún modo la verdadera, la misteriosa personalidad del mar. Juzgar de un temperamento humano por algunos excesos de fiebre, sería una insensatez. Y con más razón seríalo juzgar el mar por sus movimientos momentáneos, externos, que, al parecer, sólo afectan á capas de algunos centenares de pies.
Don Quijote, que lo vio, llegándose a ellas, dijo: -Ya sé yo de qué proceden estos accidentes. -No sé yo de qué -respondió la amiga-, porque Altisidora es la doncella más sana de toda esta casa, y yo nunca la he sentido un ¡ay! en cuanto ha que la conozco, que mal hayan cuantos caballeros andantes hay en el mundo, si es que todos son desagradecidos.
Así pues como la idea de substancia finita en general, envuelve relacion á ciertos accidentes en general, así la de substancia en particular, la envuelve á accidentes particulares. Esta no la conocemos, y al querer examinarla, nos hallamos sobre un terreno distinto; se presentan á nuestra consideracion las cuestiones sobre la esencia de los cuerpos.
Mientras no se pierden más que alfiles, peones, caballos, torres, o la dama, la partida, con todos sus accidentes, tropiezos, errores tácticos y estratégicos, no está aún perdida. Pero, cuando se pierde el rey, cuando sufre jaque-mate, todo se acabó de una manera irremediable y definitiva. Después del mate al rey, sigue en importancia desastrosa el jaque a la reina.
Palabra del Dia
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