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Actualizado: 4 de junio de 2025


La mujer que habla de política en un círculo de hombres pasa por un marimacho, y al hombre que habla de política delante de una mujer se le considera poco menos que como si le hubiera hablado de política al jilguero. Positivamente, la política española es bastante aburrida. Con esto, sin embargo, de considerarla un tema para hombres solos, lo será cada vez más.

Hoy o mañana vendrá el muchacho.... Si vieras, Rorró, contestó mi tía precipitadamente que ya voy entrando en cuidado. Hace más de quince días que no tenemos noticias de Angelina. Antes... ¡vaya!... la Semana Santa... luego los huéspedes...pero ahora... Las niñas Castro Pérez llegaron desde antier.... ¿Por qué no escribió con ellas? ¡Así la dejarían de aburrida!

Ya habían recorrido toda la atmósfera que rodea nuestro planeta; y la buena pluma, cansada y aburrida, sin fuerzas para avanzar más, giraba alrededor de su eje con desorden y aturdimiento, como un astro que se vuelve loco y olvida la ley de su rotación.

Por primera vez en Sarrió, después de unos cuantos años, el salón de esta sociedad prometía estar muy concurrido. Los días que precedieron a aquel domingo, las muchachas y muchachos, o como se decía entonces, las pollas y pollos, lograron sofocar con sus pláticas y preparativos el desagradable zumbido de la política. Fué como un momento de respiro de la aburrida villa.

¡Buenas noches, hijos míos! dijo Juan Claudio , ¡buenas noches!... Siempre ocupados... Gracias a Dios, , señor Hullin, como usted ve respondió Juana riendo . Si no se tuviese nada que hacer, la vida sería demasiado aburrida. Es verdad, hija mía, es verdad: sólo el trabajo suele producir esos frescos colores y esos ojos tan grandes y vivos.

Pasaron horas y más horas, que por lo largas parecían noches empalmadas, sin días que las separasen, y la pluma acabó sus rezos y los volvió á empezar, y acabados de nuevo, y agotado todo el repertorio de oraciones que sabía, dijo otras que sacaba de su cabeza, hasta que al fin, no ocurriéndosele nada, aburrida de aburrirse, se dejó decir: «Vientecillo, me alegro de que no te hayas ido.

Con que, mi niñita, prepárese para el baile, y que le voy a prestar un chal de seda encarnada que yo tengo, que me la va a poner más linda que la misma niña Sol. ¡Cómo está que se muere el niño Pedro por la niña Sol! Pero yo no qué tiene la niña Adela, que está como aburrida. ¿Quiere mi niñita los tamales hoy de coco, o de carnecita fresca?

El ingeniero, escuchándole, veía el cuadro de la villa, aburrida sobre el montón de sus riquezas, bostezando con tedio monacal en medio de una prosperidad loca. Los ricos aumentaban su fortuna, sin otro goce que el de la posesión; adornando sus casas con un lujo que nadie había de admirar, pues el retraimiento de la raza y los escrúpulos religiosos se oponían á las fiestas de sociedad.

Un gabinete colgado de seda azul con botones de oro precedía a la alcoba de la joven desposada. En él se detuvo al regreso de la iglesia, tiró su albornoz, descubrió la adorable cabeza y se dejó caer en un sillón cual si se sintiese cansada y aburrida de las ceremonias del casamiento; entretanto su marido se calentaba los pies junto a la chimenea.

No era, pues, en verdad aburrida la existencia en los Genets, porque familias de las invitadas, hermanos y amigos componían una divertida y animada colonia, pronta siempre a distraerse con los ejercicios de práctica en el campo, menudeando los paseos en coche, las partidas de pescas, los lawn-tennis por la mañana, pasándose las noches en inocentes juegos alternados con tal cual rigodón.

Palabra del Dia

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