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Actualizado: 4 de junio de 2025
Callaron largo rato: Stein estaba profundamente conmovido; María, aburrida, había tomado una varita y dibujaba con ella figuras en la arena. ¡Cómo habla la naturaleza al corazón del hombre! dijo al fin Stein ; ¡qué simpatía une a todo lo que Dios ha creado! Una vida pura es como un día sereno; una vida de pasiones desenfrenadas es como un día de tormenta.
Ella parecía extraordinariamente aburrida. ¿Estáis cansada, María? dijo aquel con la suavidad que sólo el amor puede dar a la voz humana. Estoy descansando respondió. ¿Queréis que me vaya? Si os acomoda... Al contrario, me disgustaría mucho. Pues entonces, quedaos.
Por lo tanto, sin renovación de los materiales del organismo, sin necesidad de comer, de dormir, de beber, de vestirse, eternamente igual, sin nada en que pensar, sin nada que hacer fuera de bostezar a pasto sin amor, sin odio, sin hijos, sin día y sin noche, sin bien y sin mal, sin pensamiento y sin acción, vale decir, sin conducta la más aburrida especie de vida que haya sido posible imaginar, o bien, con hambre y sed y sueño y odio y noche y calor o frío inextinguibles, que es decir, la más absurda.
¡Bebamos, Blasillo! repuso el comandante, cuya mirada había recuperado su vivacidad habitual , bebamos, porque acabo de hacerte una larga y aburrida confesión, hijo mío; únicamente ten presente que no has de volverme a hablar jamás de esto; ahora ya conoces mi vida. ¡Vamos! ¡por tu Juana! ¡Por su monja, capitán!
Así vivía Ana, menos aburrida si no contenta, sin grandes remordimientos, aunque no satisfecha de sí misma. Ni permitía a don Álvaro acercarse, alentar esperanzas que ella sustentase, ni le rechazaba con el categórico desdén que la virtud, lo que se llama la virtud, exigía.
Triste y desconsolada se quedó Rosalía, no sólo por la ausencia de la amiga más querida, sino por su propio confinamiento, por aquel no salir, que era como un destierro. ¡Bonito verano la aguardaba, sola, aburrida, achicharrándose, sufriendo al más impertinente y cócora de los maridos, pasando, en suma, el sonrojo de permanecer en Madrid cuando veraneaban hasta los porteros y patronas de huéspedes!
Encontraba muy buena, pero demasiado aburrida, la mesa de los Desnoyers. El padre y la madre sólo hablaban del ausente. Chichí apenas prestaba atención al amigo de su hermano. Tenía el pensamiento fijo en la guerra; le preocupaba el funcionamiento del correo, formulando protestas contra el gobierno cuando transcurrían varios días sin recibir carta del subteniente Lacour.
En los primeros meses de la guerra continuó no necesitaba distracciones; tenía bastante con la realidad de los acontecimientos. ¡Las angustias que he pasado!... Pero á todo se acostumbra una; las mayores emociones, al prolongarse, acaban por ser monótonas. No siempre se puede estar con los nervios en tensión. ¡Y esta guerra es tan larga... tan aburrida!
La pobre Maximina, defraudada, le miraba con ojos tristes, dejando adivinar que sin él estaba allí aburrida. Oyes, Lolita dijo el joven llamando a una de las pequeñas de doña Rosalía, ve a decir a Maximina que en cuanto oscurezca un poco más, bailaré. Maximina, al recibir la noticia, se puso alegre.
Pero lo gracioso fué que, estando ella en la puerta, aburrida del debate estéril de la madre con el dependiente, vió pasar a la tía Silda con un mantón color de diablo afligido, hecha una pordiosera; si estaba tan mal, ¿por qué no se ponía a servir?
Palabra del Dia
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