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Actualizado: 28 de mayo de 2025
Marcial cayó herido, si bien en los primeros instantes apenas sintió dolor y abatimiento, porque su vigoroso espíritu le sostenía. No tardó, sin embargo, en bajar al sollado, diciendo que se sentía muy mal. Mi amo envió al cirujano para que le asistiese, y éste se limitó a decir que la herida no habría tenido importancia alguna en un joven de veinticuatro años: Medio-hombre tenía más de sesenta.
Porque al volver los ojos en una de sus graciosas volteretas y percibir la falange de sus contrarios, dejó caer los brazos con abatimiento. Sus movimientos fueron desde entonces más lentos y desmayados. Pero ingenioso siempre y fértil en intrigas, aprovechó un momento de respiro en el baile para dirigirse al grupo de sus enemigos y en tono franco y afectuoso les dijo: Amigos, ¿no queréis bailar?
Era una bella cabeza, más por la expresión y carácter que por la misma regularidad de facciones. El negror de la barba realzaba su interesante palidez, y su abatimiento la asemejaba a las cabezas muertas del Bautista, tan valientes en su claro obscuro, que creó nuestra trágica escuela nacional de pintura.
Nunca enfermedad se le hizo más corta á nadie. Estuvo tres ó cuatro sin salir de la habitación. Durante ellos pudo observarse una cosa singular, y es que estaba menos contento en la convalecencia que lo había estado en la enfermedad. La gente del palacio lo atribuía al abatimiento que le dejara la extracción de sangre.
Giró sobre los talones y salió con paso firme de la estancia. Al encontrarse en la calle se detuvo; sacó la petaca, volvió á picar un cigarro, lo encendió y prosiguió su camino sosegadamente como un vecino que sale á respirar el fresco. Era la calma del hombre á quien acaban de hacer una operación dolorosa y se encuentra de repente sin fuerzas y sin dolores, en abatimiento feliz.
¡Es una desgracia, es una verdadera desgracia! murmuró con más abatimiento aún Barragán. ¿Qué desgracia es esa? ¿Qué ha pasado? profirió el joven en el colmo de la impaciencia. Barragán, que parecía más inclinado a las vagas lamentaciones que a las confidencias, repitió cada vez con acento más desolado: ¡Qué tristeza! ¡Qué tristeza!
No podía ocultársele esto a sus curas, ni al cuerpo de la religión que los gobernaba, pero sus fines particulares tenían el primer lugar en todo lo que ejecutaban, y así preferían este método, separando por medio de él a los indios de todo lo que pudiera sacarlos de su ignorancia y abatimiento.
La fastidiosa infección en un dedo que me tuvo tres días febril e impaciente, fué para ellas una absoluta prueba de la rabia que comenzaba, de donde su consternación, más angustiosa por furtiva. Y así el menor cambio de humor, el más leve abatimiento, provocáronles, durante cuarenta días, otras tantas horas de inquietud.
Sentado delante de la mesa de trabajo, fastidiado de todo, en un abatimiento físico y moral angustioso, como nunca había sentido, seguía con la mirada distraída las nubes negras que invadían poco a poco todo lo que quedaba de cielo azul. Y semejantes a aquellas nubes, sus ideas sombrías chocaban entre sí, torturando su cerebro.
Sí, desde el instante que salimos de la iglesia, ya unidos por los lazos del matrimonio, debería haber contemplado la llama ardiente de esa letra escarlata brillando á la extremidad de nuestro sendero. Tú sabes, dijo Ester, quien á pesar del estado de abatimiento en que se encontraba, no pudo sufrir este último golpe que le recordaba su vergüenza, tú sabes que fuí franca contigo.
Palabra del Dia
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