Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 28 de junio de 2025
Su pompa, presuncion, y bizarria, Fenece con muy vìl abatimiento: Que cosa cierta es que no podia Para siempre durar su ensalzamiento. Un negro que este C
Permaneció la joven por algunos momentos agobiada y como anonadada sobré el tapiz, el cabello en desorden, la mirada fija y seca, agitando una mano por intervalos, con un movimiento de extravío. Fue sacada de aquel abatimiento por algunos ligeros golpes dados a la puerta de su salón. Levantose inmediatamente.
D. Peregrín alzó los hombros con un gesto de profundo desdén, como si quisiera decir: «¿A qué viene usted en mi apoyo para contrarrestar los absurdos de este necio?» Aquel dato y aquel gesto concluyeron de aniquilar a D. Juan, cuyo rostro expresó el abatimiento.
A esa zozobra, que llevaba todos los días al anciano a casa de los Hellinger, se agregaba la inquietud creciente que le inspiraba Roberto quien, desde ese día de espanto, había caído en un abatimiento profundo y desesperante.
Figurémonos una inteligencia infinita en extension y en intensidad; una inteligencia en que no haya alternativas de accion y de descanso, de energía y de abatimiento; una inteligencia infinita que se conozca infinitamente á sí misma, que conozca infinitos objetos reales ó posibles, y con un conocimiento infinitamente perfecto; una inteligencia orígen de toda verdad, sin mezcla de error; manantial de toda luz, sin mezcla de sombra; y nos formaremos alguna idea del ser absolutamente infinito.
Pasó dos días en extraordinaria agitación, encerrado en su cuarto, sin ver a su amiga ni otro ser viviente más que a la doméstica que le servía sus cortas refacciones, sin resolverse a consultar con algún médico de experiencia por el temor de adquirir la fatal certidumbre de su desgracia. La agitación, no obstante, cedió y se transformó, como sucede generalmente, en abatimiento y tristeza.
Este recuerdo trajo consigo otros muchos, todos dolorosos, en que se mezclaban su esposa, su hija y Ricardo, poniéndole ante los ojos las graves desdichas que en poco tiempo había experimentado. Levantose bruscamente y salió de la habitación. Ricardo, conmovido igualmente y dominado por un gran abatimiento, quedó cabizbajo y silencioso.
Fue para él una ventaja relativa que le acompañara Seudoquis, con cuya cooperación humanitaria contaba, si bien lo sería muy difícil ejercerla en la misma residencia del Virrey. Por el camino pudo Salvador ver a su hermano prisionero y en tal estado de extenuación y abatimiento que inspiraba lástima a cuantos le miraban.
Era valiente, mucho más valiente que su padre, el cual cuando volvió en sí de aquel tremendo sincope, y pudo enterarse de la completa extinción de sus esperanzas, cayó en profundísimo abatimiento físico y moral. Lloraba en silencio, y daba unos suspiros que se oían en toda la casa. Transcurrido un buen rato, pidió que le llevaran café con media tostada, porque sentía debilidad horrible.
La primera obra seria de Alfredo Capus fué una novela titulada «Quien pierde, gana», á la que siguieron de cerca otras dos: «Falsa partida» y «Años de aventuras». Aquellos libros pasaron inadvertidos ante el gran público. Capus, que sin duda conocía el mérito de su trabajo, esperó, sin abatimiento ni pesadumbres, á que la crítica le hiciese justicia.
Palabra del Dia
Otros Mirando