United States or Algeria ? Vote for the TOP Country of the Week !
Habiendo sabido después cuán piadosa erais y cuán alejada de todas las vanidades y pasiones del siglo, determinó, sin embargo, seduciros, o robaros a viva fuerza. Para eso, cierta mañana, hizome llevar una litera junto a vuestra casa, mientras él se dirigía a saltar la tapia del huerto... Yo le vi volver, a la hora, con otro semblante.
¡Cómo, marido mío! vos que sois tan humano y tan compasivo, ¿habéis matado á un hombre? dijo Luisa. Y si le hubiera matado, razones me hubieran sobrado para ello, señora exclamó con acento amenazador Montiño. ¡Razones! ¡Sí; sí, señora! ¿pues no érais vos amante de ese hombre?
Claro está que al decírmelas caí en la cuenta de que erais las niñas que tanto había yo querido en el lugar, y entré en deseo de volver a veros. Si he de hablarte con franqueza, sólo he venido esta noche por aquí a ver si os hallaba. En casa tengo gente: un círculo de amigos. Allá me aguardan, y mi marido está con ellos. En fin, gracias a Dios que os he encontrado.
«Sin embargo, ó Dios mio, vos habeis hecho algo fuera de vos; porque yo no soy vos, y disto infinitamente de serlo. ¿Cuándo pues me habeis hecho? ¿es que no erais antes de hacerme? pero qué digo! héme aquí recayendo en mi ilusion, y en las cuestiones de tiempo. Hablo de vos como de mí, ó de algun otro ser pasagero, al que pudiese medir conmigo.
Ya sabía yo que érais el hurón del alcázar. Como me fastidio y sufro y nada tengo que hacer, husmeo y encuentro, y averiguo maravillas. ¿Estáis listo ya, don Francisco? Zapatos en cinta me tenéis, y preparado á todo. No os dejéis la linterna. ¿Qué es dejar? Nunca de ella me desamparo; cerrada encendida la llevo, y haciendo compañía á mis zapatos. ¿Estáis vos ya fuera? Fuera estoy.
Perdonad... pero quiero antes deciros cómo he trabado conocimiento con el inquisidor general. ¿Es el inquisidor general quien os envía? Sí, señora. ¿Pero sois ó érais de la Inquisición?
Así me llamabais cuando erais muy niña, cuando estábamos solas en el mundo las dos, cuando os desnudaba de noche en New-York en nuestro pobre cuartito, y os tenía en mis brazos antes de poneros en la cuna, cantando para haceros dormir. Y desde entonces, Bettina, no he deseado más que una sola cosa en el mundo: vuestra felicidad. Por eso os pido que reflexionéis bien.
¡Ah! por mis pecados, condesa de Lemos dijo Quevedo , que no sabía yo que tan valiente érais. Las mujeres son diablos, don Francisco repuso Juara. Y aun archidiablos; una perdió al mundo y sus nietas siguen perdiéndole; aconsejadas siguen por el diablo. ¡Audacia como ella! Pero cuenta, hijo, cuenta; así entretendremos el tiempo. ¿Cómo te me he venido yo á las manos? ¡Lance más donoso!
Entonces érais paje del rey, y no había paje que no conociese á Verónica. ¿Pero estáis loco, Montiño? Ahora no se trata de pajes: es más... algo... más gordo. Ved allí por donde asoma el sargento mayor don Juan de Guzmán dijo Quevedo. ¡Oh! pues vámonos de aquí, porque si no no respondo de mí mismo. Y el cocinero se levantó.
He aquí mi posada, me dije, y me entré. Y como éramos antiguos conocidos... Tomé posesión de vuestra casa, y os leí en una mirada. Erais la buscona más perfecta en su época peligrosa. ¡La buscona! Ese es el nombre. Es decir, la mujer... Que ahorra sangrador, y deja á un prójimo de tal modo, que no puede valerse contra el aire.
Palabra del Dia
Otros Mirando