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Actualmente, el impulso de su corriente se transforma en fuerza viva para moler el trigo, tejer telas y producir un sinnúmero de transformaciones en la primera materia. Sus aguas y aluviones se cambian en savia y tejidos vegetales en los prados y alamedas; en la agricultura y la industria es nuestro gran auxiliar. En otro tiempo no sucedía así.

Pues ahórcate entonces, y déjame en paz y en gracia de Dios tejer estas mallas, que por no perder la paciencia no me he querido casar yo, ¡tiña, retiña!

La voz ronca del padre decía: Está demasiado agitada. Es necesario tranquilizarla. ¿No tiene fiebre? La voz fina de la madre contestaba: Parece que no; ahora le pondremos el termómetro... ¡Pobre chica!... ¡Tiene demasiada imaginación para su estado!... Ha soñado curarse... Habla de curarse... Yo creo que tejer no le haría mal. Habrá que consultar al médico.

Pero muchos días sólo ponían el pie fuera para llevar el ganado á beber; lo ordeñaban y de nuevo al pie del lar, donde se entretenían unas veces en tallar mangos para los aperos de labranza ó los enseres del carro, otras en fabricar quesos ó bien en tejer y remendar las atarrayas para pescar las truchas.

Esta fuerza disciplinada y, no obstante, temible, con sus engranajes y brazos de hierro, no es otra cosa que la fuerza del arroyo transformada en energía mecánica. El agua, que en otro tiempo no realizaba más trabajo que derribar sus márgenes para establecer otros y ahondar unas partes de su lecho para elevar otras, es ahora el auxiliar directo del hombre para tejer ropas y moler granos.

Uno, entre los otros, es semejante á los nuestros y es el que se guarda en la dedicación del templo, en que por espacio de cinco días no se puede comer carne; y vestida de luto la Ranchería se prohiben las músicas, banquetes y bailes. Guárdase estrecho silencio y no se gasta el tiempo en otra cosa que en tejer esteras para el adorno del Tabernáculo.

Besó a Lita en los cabellos, escuchó estupefacta su petición, y le observó: ¡Pero si no sabes tejer, mi tesoro! Mimosa y llorosa, contestó la niña: No importa, mamá. me enseñarás.

Casi todo el siglo XIX se nos ha pasado en revoluciones estériles, en largas guerras civiles, en pronunciamientos y contrapronunciamientos, en tejer y destejer constituciones y leyes orgánicas, en reformarlo todo, y en reformar de nuevo lo reformado antes; y de todo ello procede sin duda la mísera situación en que hemos caído.

La patrona, dejando las ociosas lanas, dió principio á su tocado, que era algo complicado, porque consistía en una restauración concienzuda de todos los deterioros que en su persona hacían lentamente los años. Después de dar al viento la poca abundante cabellera, comenzaba á tejer un moño, que, á no recibir el refuerzo de unos hinchados cojinillos, no sería más grande que un huevo.

Sospechaba que había de heredar algo de la extravagante locura materna y de la ligera futilidad de su padre, y que una inquietud sin propósito había de tejer la tela de su vida. Pero el pueblo español era grande, y de su seno surgirían adalides que venciesen y dominasen.