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Pepe Samaniego apareció en la puerta a punto que D. Baldomero pregonaba su nombre y su premio, y el favorecido no pudo contener su alegría y empezó a dar abrazos a todos los presentes, incluso a los criados. «Eulalia Muñoz, un décimo: veinticinco mil reales. Benignita, medio décimo: doce mil quinientos reales. Federico Ruiz, dos duros: cinco mil reales. Ahora viene toda la morralla.

Pero lo que la impresionó vivamente fue ver salir por el portal a Doña Paca y a Obdulia, con Polidura y Juliana, como si se fueran a la casa nueva, mientras las criadas elegantes se quedaban en la antigua, disponiendo la recogida y transporte de las menudencias, y de toda la morralla casera.

Procuraba rozarse con él todo lo menos posible, por respeto a su amable persona, a quien cuidaba y quería con pasión. Sano, esbelto y vigoroso como un sollo de río, estaba convencido de que aquella gentuza era una especie de morralla creada por la Providencia expresamente para nutrir a los señores sollos.

Y además de todo ésto, tiene aún que prevenir ciertas terribles enfermedades que repentinamente pueden aparecer en su cultivo y destruirlo en algunos días. Entre los piscicultores hay algunos que consiguen así salvar de toda desgracia á la morralla que ha de transformar en pescado de peso.

Una verdadera flota lo ocupaba todas las noches, sin espacio apenas para moverse; pero con el aumento de barcas había venido la carencia de pesca. Las redes sólo sacaban algas o pez menudo; morralla de la que se deshace en la sartén. Los atunes habían tomado este año otro camino, y nadie conseguía izar uno sobre su barca. Rufina estaba aterrada por esta situación.

Viene después la señorita Raquel Caen-Duseigneur, hija del famoso anticuario una Juno ; la señorita Teresa Kiry, elegíaca y pensativa, y, por último, la morralla de las discípulas, Juana Aymar, Julieta Capulet, las hermanas Agata y Sofía Fruche, etc. La sala se llena pronto de piar de pajarillos y de risas aflautadas. La señorita White es la única que trabaja.

Toribio le dijo, ¿por qué te entretienes aquí sacudiendo á esta morralla que no vale una castaña asada, cuando allá abajo el nieto de la tía Basilisa, más furioso que un jabalí, está volcando los mozos como si fuesen pucheros de barro?