United States or Maldives ? Vote for the TOP Country of the Week !
Mantúvose, sin embargo, sereno, y Margarita continuó: Por curarme de las tristezas en que la ausencia de Gaspar de Valcárcel me había puesto, aunque yo, por lo que siento ahora conozca, ¡ay de mí! harto bien no era amor lo que por mi ausente enamorado sentía, ni viso, ni aun sombra de ello, trajéronme mis padres, como ya he dicho, a la populosa Sevilla, ansiosos porque mis melancolías tuviesen término en un nuevo amor; que yo era muchacha, y a la juventud no hay que pedirla reflexión ni firmeza; que no hay firmeza sin reflexión, y las jóvenes plantas que cuando dejan de ser halagadas por el dulce céfiro se doblegan mustias, otras céfiros las alientan y reviven; y céfiro es para la mujer el primer amor que apenas si su inocente alma conmueve; amor de la inocencia, que en nada se parece a este otro amor de la vida, que por vos, señor de mi alma, me abrasa y me devora, y de tal manera, que me parece que no es mía la vida que vivo, sino que en vuestra vida aliento, y en medio de vuestras propias entrañas, y que en mis entrañas os siento; pues, como decía, aunque mis padres tenían una tal cual hacienda, por la que en el pueblo por ricos eran tenidos y respetados, y como ricos vivían, no era esta hacienda cosa bastante para sufragar los dispendios a que les obligaban las galas y las joyas con que para llevarme a las principales casas, de Sevilla necesitaban ataviarme y prenderme; y como mis melancolías y pesadumbres no cesaban, y llamaban hermosura al pobre parecer mío los galanes de la populosa y regocijada Sevilla, y con pretensiones me asediaban, sin que yo de mis melancolías y negro humor me curase, esforzábanse mis padres, y acrecían sus dispendios, y hasta llegaron a poner gran casa donde pudiesen tener lugar saraos y representaciones de pasos y comedias; que así los tristes, que por no tener más hija que yo, en mí sus ojos y su alma y todo el amor de su corazón habían puesto, creían dar alegría a mis tristezas, alivio a mis pesares, y ponerme más y más en ocasión de que algún gentil y joven caballero de mí se enamorase, y fuese tal que yo no pudiese menos de amarle; pero esto no acontecía; que para mí los hombres eran como si no los hubiese, y en vez de agradarme me martirizaban con sus solicitudes, y mis tristezas y mi desabrimiento aumentaban; y en balde dábanme música, y en balde escribíanme versos en que me comparaban con el sol, con la luna y con las estrellas, con el cielo y con la tierra, con las praderas y las selvas, con las flores y los céfiros; yo no leía estas composiciones, sino que, desdeñándolas, las rompía o las quemaba; y si yo las guardara, bien hubieran podido hacerse con ellas dos o tres gruesos libros infolio.
Palabra del Dia
Otros Mirando