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Yo doy poca importancia en la vida de un hombre al lugar de su nacimiento. Cada uno nace donde puede, donde le dejan nacer, y esto nada significa en la formación de nuestro carácter. Así es. Nuestra patria verdadera está allí donde esbozamos el alma, donde aprendemos a hablar, a coordinar las ideas por medio del lenguaje y nos moldeamos en una tradición.

Y que no sabe una palabra, madre. ¡Si fuéramos nusotros! ¡Cóncholes, cuánto aprendemos! Verán que sermones echo los días señalados....

¡Qué quiere!... aquí aprendemos de todo... y quién sabe si hay alguno que toma más mate «de» yo contestó enfáticamente Garona, que hacía gala de su capacidad de bocoy, considerando que el verdadero mérito de «un buen gaucho» se revela por el número de mates que pueda tomar y no por calidades de otro orden. Cuando sea hora de salir, avise, Baldomero, para despertarlos.

¿De modo que a esta tía monstrua no se le da un castigo?... Eso que está bueno. Y seguirá riéndose de nosotras... No lo entiendo. Dios es el que castiga; nosotros aprendemos. Ambas callaron, mirándose. «Tengo que traerle a usted un confesor. Usted no está buena ni del cuerpo ni del alma.

Cuando esto ocurre, la magia blanca o rajah yoga que nosotros aprendemos y transmitimos, se malea y se tuerce, y convertida en hatha yoga o magia negra, suele hacer mil estragos como si fuese obra de los númenes infernales.

Pues a me gusta la receta de Su Eminencia, especialmente lo del pan, pues el Catecismo maldito si hace falta, ya que todos lo aprendemos de pequeños. El perrero mostraba cada vez más entusiasmo hablando de su príncipe.

Pues nosotros, insistió el mayor de los niños, aprendemos á manejar el arco para matar escoceses, y no franceses ni españoles, porque aquéllos fueron los que cortaron los dedos á nuestro padre, para que no pudiera volver á manejar su arco. Muy cierto es eso, dijo una voz sonora detrás de los caminantes.

El auditorio de Calderón no poseía algunos conocimientos que nosotros aprendemos ahora en la escuela; pero, en cambio, abundaba en lo mismo que nos falta: en el sentimiento verdadero de la poesía, y en el raro don de distinguir lo que es y no es esencial al arte.