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Puesto que vive en sociedad, social es sin duda. No pienso adherirme a la opinión de los escritores mal humorados que han querido probar que el hombre habla por una aberración, que su verdadera posición es la de los cuatro pies, y que comete un grave error en buscar y fabricarse todo género de comodidades, cuando pudiera pasar pendiente de las bellotas de una encina el mes, por ejemplo, en que vivimos.

El anacardio será aun un medicamento escelente en ciertos casos de ninfomanía que coincida con el estado general que hemos designado, á la altura y por la misma razon que la ignatia ó el mercurio; su indicacion abraza la idea de una aberracion de la sensibilidad, de una especie de aberracion libidinosa.

El fosfato de cal, cuya preparacion debe ser idéntica á la de Hering, su principal esperimentador, obra mas especialmente en el sistema nervioso cuya sensibilidad exalta, por los desórdenes de la nutricion, mas que por una accion directa. Ultimamente, todas estas sales de cal obran siempre en sentido de la astenia, de la disolucion de los humores y de la aberracion de la plasticidad.

No me ha dejado más que los huesos. El P. Gil, cada vez más aterrado, se atrevió a preguntar: ¿Y usted piensa que no hay sobre la tierra ningún hombre honrado, ninguna mujer virtuosa? los hay, pero son productos excepcionales de la Naturaleza; mejor dicho, son aberraciones de un organismo creado para el mal. Los hombres buenos sufren las consecuencias de toda aberración; no pueden subsistir.

Jacobo respiró desahogado, como si viera ya con esto finalizado el negocio, y no ocurriéndosele otra cosa que hacer desde aquella hora hasta la del almuerzo, parecióle lo mejor meterse de nuevo en la cama; decididamente era una aberración incomprensible la de aquellas, gentes que se levantan antes de las doce del día.

El caso es que Tristán, pasando la vida en el café y en los saloncillos de los teatros, juzgaba de buena fe por una increíble aberración de su espíritu que llevaba la existencia más adecuada para un literato. Ocupado incesantemente en triturar las obras de los demás, aguzaba, es cierto, su sentido crítico, pero se le iba embotando la inspiración creadora.

Tirso, como si todo esto le alegrara, comenzó a mostrarse satisfecho sin disimulo y arrogante sin cautela: diríase que en la lucha jugaba algo su interés y que, por extraña aberración, veía más fácil el moralizar a su familia según se iba desquiciando la patria.

Tal vez se imaginaba que las palabras de doña Manuela conmovían al descarriado, haciéndole entrar en el camino del arrepentimiento; no adivinaba ni aun remotamente que su marido, por una aberración extraña, en la que entraba por mucho el amor propio, comenzaba a entusiasmarse con la belleza algo marchita de la esposa de su antiguo principal.

Con la poca que repuse cualquier sacristán podía pronunciar en las Cortes discursos dignos de ser oídos. El señor es de los que van todos los días a alborotar a la tribuna. Es un oficio con el cual viven muchos. ¡Qué aberración! ¿Y desde tal sitio y desde tales tribunas se piensa gobernar el reino?

Y aun ahora, la tengo aquí fija y clara... Será un delirio, una aberración; pero aquí dentro está la idea, y mi mayor desconsuelo es que no puedo ya, por causa de la muerte, probarme que es verdadera... Porque yo me lo quería probar... y créalo usted, me hubiera salido con la mía».