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Actualizado: 25 de junio de 2025


Su mirada es decidida Y negra su cabellera; Y una sonrisa atrevida Del labio está suspendida Revelando una alma fiera. Lleva un facon en la falda, Lleva un poncho balandran Terciado por media espalda, Y del campo la esmeralda Huella en un potro alazan. El otro es Pedro de Obando, Compañero de fatigas De Zamora, y peleando Anda con él desafiando Las partidas enemigas.

Su empeño en no omitir ninguna de las circunstancias, que refiere la tradición, llega á tal extremo en El cerco de Zamora, que los innumerables acontecimientos que lo forman, podrían ser desenvueltos en un ciclo entero de dramas . Verdad es que no carece de pasajes interesantes, como el desafío de D. Diego Ordóñez y de los tres hijos de Arias Gonzalo, que es una obra maestra; pero cada escena es un cuadro aislado, cuya importancia en nada se disminuiría separado del conjunto.

Levantó otra, y vió un cuartucho no mucho más grande, obstruido completamente por un camastro enorme, formado con tablas sin cepillar y varios banquillos. En él dormía toda la banda de Zamora, siete hombres y el muchacho, en mutuo contacto, sin separación alguna, sin más aire que el que entraba por la puerta y las grietas de la techumbre.

En 1792, habiendo sido informado el administrador de Concepcion que cerca de las cabeceras del rio Blanco existia una tribu de indios salvages, dio parte de esta circunstancia al gobernador Zamora, quien dispuso se les fuese á buscar, tomando para ello todas las medidas necesarias . En 1794, haprimitiva de la nacion, de entregarse sin reserva á todos sus deudos.

Semejantes á las de La Cueva, por los asuntos de que tratan, son las siguientes de la época inmediata: El bastardo Mudarra, de Lope de Vega; Los siete infantes de Lara, de Hurtado Velarde; El traidor contra su sangre, de Matos Fragoso; Las mocedades de Bernardo del Carpio, de Lope de Vega; El conde de Saldaña, de Alvaro Cubillo de Aragón; El cerco de Zamora, de Diamante; Las almenas de Toro, de Lope de Vega, etc.

Tierna la de don Quijote, temeroso de que no se le acabase la vida, y no consiguiese su deseo por la imprudencia de Sancho, le dijo: -Por tu vida, amigo, que se quede en este punto este negocio, que me parece muy áspera esta medicina, y será bien dar tiempo al tiempo; que no se ganó Zamora en un hora.

Aludimos, en especial, á las comedias de figurón, á cuya especie corresponden las más famosas de Zamora y Cañizares.

Pendenciero, jugador y amante de dar guerra a las mujeres, era más que difícil hacerlo sentar la cabeza; y el virrey, que le profesaba paternal afecto, se propuso en Lima casarlo de su mano, por ver si resultaba verdad aquello de estado muda costumbres. Evangelina Zamora, amén de su juventud y belleza, tenía prendas que la hacían el partido más codiciable de la ciudad de los Reyes.

Nuestro primitivo tren había continuado su marcha hacia Irún, no bien nos bajamos de él, y después había partido otro con dirección á la insigne ciudad de Zamora. ¡El único que no daba ni señales de pensar en salir era el recién establecido tren de Salamanca! En cambio, salió el sol.

Terminada la cena, nos fué imposible volver á dormir. ¡Medina! ¡Parada y fonda! ¡Cambian de tren los viajeros para Zamora y para Salamanca! gritó el mozo de la Estación. ¡Vaya una fonda y una parada inoportunas! exclamamos nosotros, dando un suspiro. Y nos pusimos á recoger nuestros enseres.

Palabra del Dia

rigoleto

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