Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 8 de junio de 2025


Reginaldo vino por fin a reunirse conmigo, y entró exclamando: «Este hombre es un tipo de lo más original que puede darse, por no decir otra cosa. ¡Conque a me ha invitado a tomar whisky con soda... en la casa de Blair!

Por fin el sol se hundió tras el negro palmar del arroyo, y en la calma de la noche plateada, los perros se estacionaron alrededor del rancho, en cuyo piso alto míster Jones recomenzaba su velada de whisky. A media noche oyeron sus pasos, luego la doble caída de las botas en el piso de tablas, y la luz se apagó.

El capitán era una especie de oso de mal humor. Hicimos un viaje horrible, con tiempo malísimo y mar borrascoso. El capitán, sin duda, no tenía por costumbre ocuparse del barco, y se metió en su camarote a intoxicarse con whisky. A la hora, apareció borracho, con la nariz roja y balbuceando, y en vista del temporal, intentó cambiar de rumbo y marchar a refugiarse a Inglaterra.

Veía con desesperación el momento en que la miseria desharía su pobre hogar y llevaría a sus hermanas a aquellos antros horribles del placer barato, en donde los marinos del mundo entero se emborrachan con whisky, al lado de una mujer rubia y pintada. Allen sabía que en Liverpool, como en todos los grandes puertos, había enganchadores, comerciantes de hombres.

Valls, en sus tiempos juveniles, cuando mandaba buques de su padre, había conocido mujeres de todas clases y colores, viéndose mezclado en orgías marinerescas que acababan entre olas de whisky y golpes de cuchillo. Pablo, cuéntanos aquellos amoríos en Jaffa, cuando los moros te querían matar.

En el fondo, y descontados el calor y el whisky, el ciudadano inglés no hacía un mal negocio, cambiando un perro gramófono por varias docenas de bellas tablas, mientras el pescador de vigas, a su vez, entregaba algunos días de habitual trabajo a cuenta de una maquinita prodigiosamente ruidera. Por lo cual el mercado se realizó, a tanto tiempo de plazo.

Lo admiraba porque era capaz de pasar un día entero con su noche sin levantarse de la mesa, vaciando botella tras botella. Además, tenía la elocuencia de un predicador cuando ensalzaba las virtudes curativas del whisky, remedio infalible para todos los disgustos y todas las enfermedades. Morales hasta conocía sus manías. Cuando había bebido más de una copa, se irritaba si le llamaban inglés.

Odiaba á los rostros desconocidos, por estar seguro de que ejercían sobre él una influencia maléfica. Bastaba que viese uno al otro lado del tapete verde ó detrás de su asiento, para que empezase á rugir por lo bajo, hasta que al fin se ponía de pie, trasladándose al bar, seguro de que un whisky á tiempo cortaría la mala suerte.

Hasta se levantó de su asiento, abandonando el juego para oir al coronel. Quiso llevárselo al bar, afirmando que ante un whisky se habla mejor, y Toledo adivinó por su aliento que ya llevaba bebidos algunos para celebrar su buena suerte. Lewis estaba dispuesto á servir á su amigo Lubimoff.

Sanabre entró en el despacho de los ingenieros como un simple agregado, trabajando á las órdenes de un inglés, que había construido los hornos y era un excelente director, hasta media tarde, pues pasada esta hora, el whisky, bebido en abundancia durante el día, le impulsaba á las mayores extravagancias.

Palabra del Dia

ayudantes

Otros Mirando