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Actualizado: 22 de junio de 2025
¡Qué brava guisa de guerrear! dijo don Pedro Valderrábano, con tono amistoso y burlesco. En un quítame allá esas pajas desbarata vuesa merced un ejército, le coge las vituallas, cae de sopetón sobre una poderosa ciudad y se la adueña. Piense vuesa merced, señor don Enrique, que no hay batalla que no se gane desde una silla de vaqueta, cabe el brasero.
¿Y no dijo vuesa merced alguna oración al entrar a la tablajería o al arrimarse a la mesa? preguntole el paje, continuando la plática que traían desde el portal. Deja eso, Pablillos, que no es tiempo ahora de pensar en lo que hice o no hice.
¿Piensa vuesa merced gastar esos tres mil doblones? Y más que sea necesario. ¿Y para cuándo necesita vuesa merced presentarse á su majestad con su señora esposa? Hoy á las once. Rascóse una oreja con su trémula mano maese Longinos. Y son cerca de las nueve de la mañana. Es decir, que solo tenemos dos horas. Aprovechémoslas.
Porque no tengo a muy honesta señal haberse vuesa merced levantado de su lecho. -Eso mesmo es bien que yo pregunte, señora -respondió don Quijote-; y así, pregunto si estaré yo seguro de ser acometido y forzado. ¿De quién o a quién pedís, señor caballero, esa seguridad? -respondió la dueña.
Y más quiero tener por amo y por señor al rey, y servirle en la guerra, que no a un pelón en la corte. -Y ¿lleva vuesa merced alguna ventaja por ventura? -preguntó el primo.
Sus ojos pequeños. Ramiro no escuchó sino el final de su discurso: Diga, vuesa merced, que una vez que Farnesio hubo dejado las provincias para penetrar en Francia, debió librar batalla campal al Bearnés, desbaratalle en seguida, quitalle las vituallas, adueñarse de París e decir luego a nuestro rey: «Señale agora Su Majestad la persona que ha de sentarse en este trono.» De esta suerte, aunque exponiendo a Flandes, hubiéramos extendido el poder de nuestras armas y limpiado a aquella monarquía de la pestilencia luterana.
Acudieron dos ó tres mocetones. Al momento, al momento, para el servicio de su majestad, dos machos de paso que puedan andar cinco leguas en dos horas, y un mozo de espuela, que no se duerma y que no me extravíe. Muy bien, señor Francisco Montiño dijo uno de los palafreneros ; cuando vuesa merced vuelva ya estarán las bestias y el mozo dispuestos para echar á andar.
Fuéra desto, aprendí de un cocinero de un cierto embajador ciertas tretas de quínolas, y del parar, a quien también llaman el andaboba, que así como vuesa merced se puede examinar en el corte de sus antiparas, así puedo yo ser maestro en la ciencia vilhanesca.
A lo que respondió Sancho: -Querría que vuesa merced me la hiciese de salir a la puerta del castillo, donde hallará un asno rucio mío; vuesa merced sea servida de mandarle poner, o ponerle, en la caballeriza, porque el pobrecito es un poco medroso, y no se hallará a estar solo en ninguna de las maneras. -Si tan discreto es el amo como el mozo -respondió la dueña-, ¡medradas estamos!
Pues es verdad dijo. ¡Qué! ¿había creído vuesa merced que le engañábamos? dijo Casilda. Todo pudiera ser. Pero veamos si me decís también ahora la verdad. Veamos dijo Casilda. ¿Dónde está tu señora? No lo sé. ¿Cómo que no lo sabes? Ha venido por ella el bufón del rey y se la ha llevado en una silla de manos. Tú sabes dónde está tu señora dijo Quevedo encarándose de repente á Pedro. ¡Yo!
Palabra del Dia
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