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El pavimento de la sala es casi trasparente; las paredes están tapizadas de un rico papel de terciopelo, con cenefas doradas; en el techo, altísimo, abovedado, majestuoso, campean alegremente cien brillantes figuras pintadas al fresco. Volví una mirada furtiva al ajuar de la fonda, y la ilusion era perfecta.

Te juro que no me gustó nada, y al salir, dije para . «No la merece: no le entregaré yo el ángel de mi casa». Volví poco después y hablamos de varias cosas. Su conversación me encantó. Hallole, como siempre, leal y discreto. Pero se me antojó que se ocupaba demasiado de política, y dije: «Nones, están verdes para ti.

Yo, que estaba mirando esto con un hombre a quien había dicho, preguntando por él, que era un gran caballero yo , veo a mi buen tío, y echando en los ojos por pasar cerca , arremetió a abrazarme, llamándome sobrino. Penséme morir de vergüenza; no volví a despedirme de aquel con quien estaba.

La terrible realidad que aquel parecido evocaba en se grabaría en mi alma más irrevocable que nunca. Pensaba yo todo esto mientras oía cantar á la artista y, sin embargo, la emoción que había sentido al verla aparecer en escena había sido tan viva, que quise comprobarla por un nuevo examen. Me volví y miré á aquella mujer.

Dejó de apretar mi mano y hasta retiró la suya: volví a cogerla disimuladamente, pero al poco tiempo la retiró de nuevo. El segundo acto había terminado. Al bajarse el telón me hizo mirar el reloj, y viendo las once, dijo que era necesario partir en seguida, porque a las once y media, a más tardar, iba el criado a buscarla. Salimos del teatro.

Allí volví a recordar aquella escena con todos sus pormenores... Sólo a través de la ventana de su cuarto se veía una débil claridad, y yo, contemplando aquella luz vacilante, la comparaba instintivamente con el resto de vida que aun anima a mi pobre Magdalena, cuando se extinguió de pronto...

Dejéla que me rogase mucho, y, al fin que era lo que quería , determinéme, tomé los pollos, escondílos en mi aposento, hice que iba fuera, y volví diciendo: "Mejor se ha hecho que yo pensaba; quería el familiarcito venir tras a ver la mujer, pero lindamente le he engañado y negociado."

Sentado en una piedra solitaria, á despecho mio, me acude la idea de Andalucía, la idea del país en donde he nacido y me he criado. Hace veintidos años que dejé la casa paterna; volví á los nueve con el deseo de abrazar á mi madre; pero no pude verla; no estaba en el mundo; habia muerto. Á la hora de morir, cinco hijos rodeaban su lecho, uno faltaba.

Allí me abrazó afectuosamente y me pidió que le escribiera si tenía necesidad de algo. El tren partió y no volví á ver á Sorege hasta la audiencia, donde declaró con una mesura y una habilidad que me fueron muy favorables. No ignoráis cómo fuí preso y llevado á París ni cómo terminó esta trágica aventura.

Oyéronse en esto grandes alaridos y llantos, acompañados de profundos gemidos y angustiados sollozos; volví la cabeza, y vi por las paredes de cristal que por otra sala pasaba una procesión de dos hileras de hermosísimas doncellas, todas vestidas de luto, con turbantes blancos sobre las cabezas, al modo turquesco.