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Actualizado: 22 de junio de 2025
Buscaba la palabra lógico, que había oído muchas veces en el club: pero no daba con ella. La palabra se le atarugaba sin querer pasar, como una moneda grande que no puede entrar por la pequeña hendidura de una hucha. No es, no es... añadió forcejeando con el vocablo y echándole fuera al fin, aunque desfigurado, no es ilógico. ¿Por qué envenenan a la gente? Para acabar con los liberales.
Llevados, digo, los indios de la desesperación, procuraron buscar un cruel remedio para redimir la opresión, y fué disponer secretamente una conjuración y matar á los gobernadores como lo hicieron; y ha quedado en ellos tal horror á todos los españoles, debajo del cual nombre entienden á todos los demás europeos, que el común vocablo con que los llaman es enemigos.
El significado exacto del vocablo cajigalinas jamás se supo ni dentro ni fuera del pueblo, ni se llegó a averiguar si era invención particular de don Máximo o si procedía de algún idioma antiquísimo, muerto ya, que el licenciado hubiese estudiado. La palabra por su raíz parece de origen semítico, pero no es posible fallar de plano en este asunto: que los sabios lo decidan.
Ya sé, ya sé que un ambicioso puede estar enamorado de un rey, mirando en su favor el logro de su ambición; pero no he querido jugar del vocablo; no: don Rodrigo está enamorado de su majestad... la reina.
Después vinieron la contradicción y la duda. Esto que hoy se llama público y que en lo antiguo con vocablo menos respetuoso se llamaba vulgo, ¿no es tirano también? ¿No es menester adularle si queremos ganar su voluntad? ¿No conviene decirle las cosas que le deleitan para tenerle propicio? ¿No se necesita callar las verdades más sanas para que no se enfade?
Yo siento tener que dar a tan lindos edificios, que en Vichy abundan, el nombre extranjerizo de chalet; pero ¿qué hacer si en castellano no hay vocablo correspondiente?
Y no contento Villamediana con el material ultraje, volvió á ofender á la dama hiriéndola en el alma y pisoteando su honra en un romance que hizo circular, y donde la acusa de que el caudal de él no bastó á saciar la codicia de ella, y donde, aludiendo al glorioso Hernán Cortés, de quien procedía el título de la Marquesa, dice á ésta jugando del vocablo: De la herencia de Cortés, Que en herencia te cabia, Heredas ser cortesana, Repudias la cortesia.
Y aunque contemples en casual desfile el torpe halago y la esperanza trunca, sabrás sentir, cuando tu fe vacile, toda la fuerza del vocablo "nunca". Pero, si indigna de tus dioses lares perpetuamente has de vivir cautiva, fuera mejor que tus contiguos mares en un sepulcro te sepulten viva. Marzo, 1915. A ESPA
La marquesa no hablaba con ella más que lo preciso, sin usar jamás frase cariñosa ni vocablo atento. La buena señora recordaba, como se recuerda la impresión de una quemadura, estas palabras de fuego dichas por su hija el día antes de caer enferma: «Mamá, mátame con cuchillo; no me mates con tus miradas».
Por último, consultando el caso con Rafaela, y haciendo un esfuerzo de memoria, vino á recomponer el vocablo y á declarar que lo que su sobrino había pedido era economía. ¿Qué es eso, Rafaela? preguntó á su fiel criada. Y Rafaela contestó: Señora, ¿qué ha de ser? ¡Ajorro! No le hubo, sin embargo. La chacha Ramoncica echó aquel día el bodegón por la ventana.
Palabra del Dia
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