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Actualizado: 22 de octubre de 2025
Lo único que lamentaba era que este asesino del mar viviese aún; no haber podido matarlo por su propia mano. Tal vez no vive ya prosiguió ella . El Consejo de guerra lo ha condenado á muerte. Ignoramos si la sentencia se ha cumplido; pero lo van á fusilar de un momento á otro, y todos en nuestro mundo saben que eres tú el verdadero autor de su desgracia.
Mañanas de abril y mayo, escrita á todas luces antes del 6 de octubre de 1644, puesto que no se hablaría de la reina Isabel, como si viviese, habiendo muerto ese mismo día. Los empeños de un acaso, compuesta lo más tarde en el año de 1646, porque Corneille d'Isle, en 1647, hizo representar una imitación suya en el teatro francés, con el título de Les engagements du hasard.
Para Momaren, la mejor de las esperanzas era que su hijo viviese como él no supo vivir: observando el celibato, que conviene á toda mujer de estudios, pensando únicamente en la gloria propia y en el porvenir de la humanidad, sin caer nunca bajo la tiranía del hombre. Un sabio que desea ser verdaderamente fuerte necesita despreciar el amor.
«El gran defecto de la sociedad hispano-colombiana, me decia, es el de ser sumamente teórica en todo, olvidando sus propias condiciones y aspirando siempre á las imitaciones sin criterio. ¿Cree U., añadia, que yo habría podido prestar algunos servicios á la química y la agronomía, si no viviese en mi casa de campo, durante seis ó siete meses de cada año, ensayando todas las aplicaciones, sometiendo á prueba los sistemas, observando á la naturaleza en sus actos mas minuciosos?
Por muchas vueltas que le diese, sólo podía venir de dos maneras: o como esposa, o como criada. Proporcionarle dinero para que viviese aparte, era factible; pero ¿no sería herir su susceptibilidad que, como usted ha visto, es grande? Entonces se me ocurrió casarme con ella. Le hablé con toda franqueza. «Hija mía, soy un trasto viejo, tendrás que aguantarme un poco de tiempo.
Todavía es muy buen mozo, declaró Lucía con naturalidad. ¿Y su genio... y su trato...? Muy obsequioso, muy amable. ¿Te repugna la idea de que viviese siempre aquí... con nosotros? No tal. Al contrario. Si me divierte mucho cuando viene. Pues.... ¡por vida de la Constitución! ¡Tú también estás enamorada del señor de Miranda! Mire usted.... ¡eso sí que me parece que no!
No he llamado... he repicado trescientas veces exclamó Jacobo con ira; y dominándose al punto, alargó a Damián la carta, diciendo sin mirarle: Esta carta a su destino... La llevas tú mismo al momento... Si no viviese allí ese... señor, que bien pudiera ser, preguntas al portero dónde se ha mudado y allí la llevas... ¿Te enteras?...
Los tres días de Pascua fueron de felicidad para la familia de Pajares. El noviazgo de Amparito se consolidó, desapareciendo los escrúpulos del poetilla, temeroso de que el recuerdo del teniente viviese todavía en la memoria de la joven.
Ya sabrá usted la continuación por los periódicos y por la carta adjunta que los oficiales de la Náyade se han tomado la molestia de enviarme. Lamento sinceramente la muerte del mandarín Gu-Ly. Si viviese aún, le aseguraría un plato de nidos de golondrinas para el resto de sus días.
Sintió alarmarse la prudencia del funcionario, temiendo, en el caso de que la señora Princetot viviese todavía en Val-Clavin, verse expuesto a familiaridades comprometedoras para su carácter oficial. En verdad, decíase que veintiséis años pueden producir, aun tratándose de un pueblecillo, grandes y radicalísimos cambios.
Palabra del Dia
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