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Actualizado: 18 de mayo de 2025
La caridad, sosteniendo al menesteroso un instante para que tomase fuerzas, era tan virtuosa como la campesina que alimenta a las aves de su corral y las mantiene bien cebadas, hasta el momento de devorarlas. Nada había hecho esta virtud pálida para libertar a los hombres.
La infidelidad marital, la persecución y la pobreza, habían sido el resultado de su primera existencia, tranquila y virtuosa. «Ahora conozco la verdad continuaba diciendo doña Constanza con una sonrisa dulcemente impúdica . Sólo existe el amor; lo demás es engaño. ¡Bésame, Ferragut!... He vuelto á la vida para recompensarte. Tú me diste la virginidad de tu cariño; me deseaste antes de ser hombre.»
Era virtuosa por temperamento, quizá también por el orgullo que le inspiraba el convencimiento de su superioridad moral é intelectual. Los requiebros no conseguían conmoverla.
Querida en extremo por su madre, adorada por su marido, que, no gustando de la sociedad, le daba, sin embargo, una libertad sin límites, porque ella era virtuosa y él confiado, era la condesa en realidad una niña mimada. Pero, gracias a su excelente carácter, no abusaba de los privilegios de tal. Sin grandes facultades intelectuales, tenía el talento del corazón; sentía bien y con delicadeza.
Entonces hacía propósito de respetar a la mujer inocente que él mismo había introducido en la escena resbaladiza y brillante que pisaba. Digamos ahora algunas palabras de la duquesa: Era esta señora virtuosa y bella. Aunque había entrado en los treinta años, la frescura de su tez y la expresión de candor de su semblante le daban un aspecto más joven.
El enemigo implacable que hunde el puñal vengador en las entrañas de su víctima, siente en su corazon un placer feroz, y su accion no deja de ser un crimen; la hermana de la caridad que asiste al enfermo, que le alivia y consuela, sufre mas de una vez tormentos atroces, mas por esto su accion no deja de ser heróicamente virtuosa.
¿No os he dicho mi amor... no es verdad? sois tan virtuosa, señora, tan insensible... Soy lo que debo de ser, pero no se trata de eso: ¿quién sois vos? Un hombre que os ama. ¿Os conozco yo? No. ¿Ni acudís á lugares donde yo pueda hablaros? No. ¿Sois sin embargo, rico?... Y noble: pero el ser rico y noble no supone que haya uno de entrar en los salones del rey.
Gran cosa es la virtud, Fernandito: yo la admiro y la venero cuando sonríe y no se coloca en frente de la vida. Pero mi tierra, triste y con el alma muerta, es tan virtuosa, ¡tan virtuosa! que, créeme, ¡hijo mío!... tanta virtud me da asco.
Lo que sabía a ciencia cierta era que en don Fermín estaba la salvación, la promesa de una vida virtuosa sin aburrimiento, llena de ocupaciones nobles, poéticas, que exigían esfuerzos, sacrificios, pero que por lo mismo daban dignidad y grandeza a la existencia muerta, animal, insoportable que Vetusta la ofreciera hasta el día.
La Cantora, por último, es igualmente una novela donde hay vehementes pasiones y valerosos combates contra ellas de la voluntad virtuosa, sin que falte el interés a pesar de lo sencillo del argumento y de la bondadosa suavidad de los caracteres. Evidente prueba de la naturalidad, gracia y primor del estilo dan el interés y el deleite con que se lee la historia de Las de García Triz.
Palabra del Dia
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