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Actualizado: 18 de junio de 2025


No me ha dejado más que los huesos. El P. Gil, cada vez más aterrado, se atrevió a preguntar: ¿Y usted piensa que no hay sobre la tierra ningún hombre honrado, ninguna mujer virtuosa? los hay, pero son productos excepcionales de la Naturaleza; mejor dicho, son aberraciones de un organismo creado para el mal. Los hombres buenos sufren las consecuencias de toda aberración; no pueden subsistir.

; me he puesto cuerpo de terciopelo, y además este gabán está bien forrado. Eso, eso, mi corazón. Si papá sabe que salimos tan de mañana, me va a reñir porque se lo consiento. Es usted demasiado virtuosa, señorita. Pocas o ninguna llevarán a la edad de usted vida tan santa...

Con que vos os vayáis hemos salido del paso. Os engañáis, porque ya me han visto. ¿Y por qué habéis dado lugar á que os vean? Se me os escapábais. No creo que puedan suponer... Las monjas no suponen nada bueno... Pero mi prima sabe... Que sois hermosa; lo que basta para que os mire mal. Es virtuosa... Con la virtud de las feas. ¡Pero Dios mío, vos no perdonáis á nadie!

En todas partes recibía nuestra virtuosa heroína testimonios inexcusables del gran aprecio con que era mirada, pero muy particularmente en la sociedad de devotos y beatas, donde se la consideraba como un faro luminoso que había de reportar ventajas a la religión.

Y llegándose a ellos, les preguntaron si eran de la cofradía. Rincón respondió que , y muy servidores de sus mercedes. Llegóse en esto la sazón y punto en que bajó el señor Monipodio, tan esperado como bien visto de toda aquella virtuosa compañía. Parecía de edad de cuarenta y cinco a cuarenta y seis años, alto de cuerpo, moreno de rostro, cejijunto, barbinegro y muy espeso; los ojos, hundidos.

Y hablaban de su prima, la «antipáticamente virtuosa» como él la llamaba: aquella Cristina que se creía postergada por haberse unido á Sánchez Morueta á pesar de que éste le trajo la fortuna. ¿Qué iba á decir ahora, en plena riqueza, ante la posibilidad de emparentar con un empleado de su casa?

Lucía, pues, austera, virtuosa y sin ningún pensamiento feo, y sin ninguna imagen impura que enturbiase el claro espejo de su conciencia, reflejándose en él, no pudo menos de saber al cabo y supo del mal, y fue conociendo poco a poco todo cuanto de este mal en había.

Hasta es ridículo mi antojo de que sea virtuosa la sociedad que frecuenten. ¿Dónde voy a hallar eso? La sociedad no es virtuosa ni viciosa. Lo son las personas que la componen. Y el vicio es más común que la virtudOtras veces pensaba don Braulio: «Si yo prohibiese a mi mujer que fuese a acompañar a la Rosita, todos los que lo supiesen o presumiesen se burlarían de ..., y con razón.

... en efecto, no me ha gustado la actitud rebelde en que usted se ha colocado frente a él. Es indigno de una joven humilde y virtuosa como usted... Obdulia guardó silencio, sintiendo en el corazón la censura de su director. Al cabo dijo, poniéndose colorada, lo cual nadie pudo advertir: Tiene usted razón; he cometido un pecado y me arrepiento...

Yo creo que estás perfectamente equivocado, Lorenzo, porque, ¿cómo no ha de haber influido la educación en ella como en toda persona? ¿Para conducirse honesta y virtuosa en la situación de ella?... ¿Asediada sin duda, a cada paso por individuos de toda condición? ¿Con veinte años y la libertad de que ha debido gozar?... ¡Bah!... ¡eso no lo hace la educación! ¡Vaya si lo hace!

Palabra del Dia

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