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Actualizado: 18 de julio de 2025
En este retiro suave y campestre contaba la generala imitar la deliciosa égloga de Pablo y Virginia, y un poquito también, si posible fuera, la pasión libre y salvaje de Chactas y Atala. Después que dejó instalada a su familia y supo que Lucía estaba ya en Pasajes, se trasladó a este punto en un vapor.
Germana recordó a sus padres el capítulo de Pablo y Virginia en que ésta gasta el dinero de su tía en pequeños regalos para su familia y sus amigos: ¿Qué haremos de todo esto, dijo, nosotros que ya no tenemos amigos ni familia? ¡Qué lástima!» El duque abrió los cajones con noble desdén, como hombre a quien todos los esplendores han sido familiares; pero no conservó su indiferencia a la vista del oro.
»Interrumpiéndome, me dio a besar su mano abrasadora y luego me suplicó que le leyese algunas páginas de Pablo y Virginia. »Precisamente fui a abrir el libro por el pasaje donde se describe la despedida de los dos niños. Mientras leía costábame gran trabajo el reprimir los sollozos que me ahogaban. »De vez en cuando entraba el doctor a ver a su hija y en seguida se marchaba, con aire preocupado.
Anoche el Marqués de Ronda, en la tertulia de su casa, delante de Virginia, su santa esposa, y de otras personas de grandísimo respeto, no cesaba de encomiar las gracias de Electra en términos harto mundanos, repugnantes. EVARISTA. Tengamos paciencia, amigo mío... PANTOJA. Paciencia... sí, paciencia; virtud que vale muy poco si no se avalora con la resolución.
El éxito más noble de Virginia Déjazet, el más personal, aquel que por sí solo hubiese bastado á perfumar, con un suave aroma de rosas viejas, toda su vida, se lo proporcionó «La Lisette de Béranger», canción de amor, canción sagrada, que todas las bocas jóvenes de París repetían de memoria.
Era Virginia Déjazet algo más que una actriz; era también una escultora, una modeladora prodigiosa de sí misma, y sus recursos para transformarse y dar á su rostro expresiones diversas y á sus ademanes ritmos distintos parecían inagotables.
Era tan alta y su papá todavía tan joven, que quizás los creían hermanos, y ese error de la gente le causaba inmenso placer. Además en su opinión el error no era tan grande como parecía: «¿Podría un hermano hacer más por mí? El hermano de Virginia no la da más que disgustos a ella y a toda la familia.
Esa buena señora os habrá reconocido como nietos, porque no puede ser de otra manera. Ojalá fuera tan seguro que he de alcanzar la gloria eterna, como lo es que tú y Mariano nacisteis de aquella hermosa y sin ventura Virginia, de quien sacaste tú la figura y rostro de tal manera y semejanza, que verte a ti es lo mismo que verla a ella resucitada.
En aquel instante, cierto caballero que por su riqueza y noble rango disfrutaba en aquellos bastidores de gran predicamento y libertad, llegándose de puntillas á Virginia la cogió por el talle. Ella volvió la cabeza. «Se equivoca usted, caballero exclamó, no soy de la casa.»
Era una historia de amor, y esto bastaba para excitar su curiosidad. Vamos a ver en seguida lo de Pablo y Virginia exigió con su ímpetu de niña caprichosa . Debe ser muy lindo... Yo no sabía que eran de este país. Llegó el automóvil al Alto de Boa Vista, extensa plaza limitada por el bosque y unas casas bajas, con jardines en el centro y un kiosco de conciertos.
Palabra del Dia
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