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Actualizado: 13 de octubre de 2025
En las vertientes, en los repliegues de las montañas, en las espesuras del valle, fulguraban las hogueras. La noche obscurecía los matorrales cercanos; llegaban hasta nosotros el mugir de las reses y el tomear de los vaqueros; un ejército alado cruzaba los espacios raudo y vibrante, y en el cielo sin nubes brillaba la triste luna con apacible claridad.
Pero si la montaña y toda la serie de cimas que le corresponden tienen una vertiente vuelta hacia el Norte y sin vientos fríos, y la opuesta recibe de lleno los suaves rayos del Mediodía, ó bien por una parte los vapores del mar se resuelven en torrentes, mientras por la otra están siempre secas las hondonadas, ciertamente que la flora, la fauna y la humanidad de ambas vertientes ofrecerán el más notable contraste.
A un lado están los árboles frutales, los cultivos, las praderas opulentas: enfrente no hay campos ni jardines: no se ven más que bosques y pastos. Hasta las selvas que crecen una frente á otra en las dos vertientes, encierran especies diversas.
El Fuerte de Mercedes avanzado al S al punto que queda explicado, forma la línea limítrofe con la provincia de San Fé, descendiendo desde la Laguna de Milagro á la Cañada de Cardoso, que con las vertientes de esta recibe las primeras aguas el arroyo, que llaman del Medio, que con su cauce sirve de demarcacion, y señala las respectivas jurisdicciones en su curso, hasta hacer su confluencia en el gran Paraná.
Y aquí, y allá, y más allá, y por todas partes, en sabanas, vertientes y rastrojos, áureo centelleo de amarillas flores, precursoras de los días lúgubres y melancólicos de la primera semana de noviembre.
¡Quién estuviera allí! ¡Quién bogara como ellos hacia esos valles perdidos en los repliegues de la cordillera! ¡Quién pudiera seguirlos en sus giros misteriosos! A esa hora dormían las aves, callaban los vientos, y sólo se oirían en las vertientes, en los barrancos, en los desfiladeros, el aliento de las selvas, el pavoroso respirar de los bosques.
Iba por angosta vereda, de esas que sobre el césped traza el constante pisar de hombres y brutos, y subía sin cansancio por un cerro en cuyas vertientes se alzaban pintorescos grupos de guinderos, hayas y robles.
La Nela, deteniéndose y deteniendo a su compañero por el brazo, observaba la boca de la sima que se abría en el terreno en forma parecida a la de un embudo. Finísimo césped cubría las vertientes de aquel pequeño cráter cóncavo y profundo. En lo más hondo, una gran peña oblonga se extendía sobre el césped entre malezas, hinojos, zarzas, juncos y cantidad inmensa de pintadas florecillas.
El cielo de aquella región casi nunca estaba sereno: a la mañana y a la tarde, en toda época del año, el suelo se cubría de neblinas que, lamiendo las vertientes y los altos, se alzaban poco a poco hasta formar nubes que, apoyándose en las crestas de la sierra, tendían el vuelo por los aires, confundiéndose, hacia el confín del horizonte, con otras nubes que venían de montes más lejanos.
Se advierte entretanto que el mencionado lago, cuyas ondas se encaminan por un lado al este, en direccion al rio Huarichona, y por el otro al oeste, hácia el rio Machupo, representa la altura de separacion de aquellas dos vertientes; disposicion que es muy notable.
Palabra del Dia
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