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Actualizado: 24 de julio de 2025


Como quiera que ello sea, los Turcos compañeros de los Catalanes, y Aragoneses acabaron en esta jornada, despues de haber ellos solos inquietado el Imperio cerca de tres años, retirándose quinientas millas que hay, ó poco menos, desde Athenas hasta Galípoli; y aun para destruirles, con ser tan pocos, hubo Andronico de valerse de los Tribalos, y Latinos, y con todo se tuvo por milagro que Dios obró por medio de Philes, porque quando vieron á Miguel desvaratado y vencido, les pareció que ya no serian bastantes fuerzas humanas para resistirles, sino que se habia de acudir á las divinas.

Por último, como estaba molido de tanto andar, velar y rabiar, y sentía en lo exterior el calor del sol y en lo interior el calor del lomo y de la rosquilla, a pesar de su enorme pesadumbre, fue vencido por el sueño y se confortó durmiendo profundamente la siesta, durante la cual sus desventuras y sus penas se diría que se habían sumergido en aquel arroyo como si fuese el Leteo.

Al fin su tenacidad había vencido la pereza tradicional de las distintas oficinas por las que tuvo que pasar su demanda. Mañana, gentleman, vendrán á afeitarle y á cortarle el pelo. ¿Dónde quiere usted que se realice la operación?... El prisionero prefirió el aire libre. Flimnap dió órdenes para la gran operación del día siguiente, poniendo en movimiento á la servidumbre del gigante.

4 Y yo lloraba mucho, porque no había sido hallado ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo. 5 Y uno de los ancianos me dice: No llores; he aquí el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, que ha vencido para abrir el libro, y desatar sus siete sellos.

Los cuales, el uno durmiendo a sueño suelto, y el otro velando a pensamientos desatados, les tomó el día y la gana de levantarse; que las ociosas plumas, ni vencido ni vencedor, jamás dieron gusto a don Quijote.

No dándose por vencido, Ballester persistió en su idea: pero Guillermina hubo de machacar tanto, que al fin se la quitó de la cabeza. Segunda y sus dos compañeras de plazuela amortajaron a la infeliz señora de Rubín, y en tanto el farmacéutico se ocupaba con incansable actividad en los preparativos del entierro, que debía de ser a la mañana siguiente.

Pero, ¿qué digo, miserable? ¿No soy yo el vencido? ¿No soy yo el derribado? ¿No soy yo el que no puede tomar arma en un año? Pues, ¿qué prometo? ¿De qué me alabo, si antes me conviene usar de la rueca que de la espada?

¿Conque no es verdad, embusterillo? dijo ésta con cómica indignación. ¿Conque niega usted que desde que nos vimos en la ermita, su paseo de todas las tardes son estos alrededores? ¡Dios mío! ¡qué monstruo de falsedad es este chico! ¡con qué aplomo miente! Y Rafael, vencido por aquella alegría franca, acabó riéndose, confesando con una carcajada su delito.

1121 Es güena ley que el más lerdo debe perder la carrera; ansí le pasa a cualquiera, cuando en competencia se halla un cantor de media talla con otro de talla entera. 1122 ¿No han visto en medio del campo al hombre que anda perdido, dando güeltas afligido, sin saber donde rumbiar ansí le suele pasar a un pobre cantor vencido.

Hoy, imposible. Venga usted mañana. Y al día siguiente: ¿Está? ; pero muy ocupado. Pásese usted por aquí más tarde. Y después: ¿El señor?... Se ha ido enfermo. ¡Cómo ha de ser! Volveré mañana. Y la persecución continúa sañuda, implacable, hasta que el señor X..., vencido, obsesionado, lee la comedia.

Palabra del Dia

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